Seguramente no. Como si de un sainete se tratara, cada uno de los partidos del espectro político salió a escena en campaña declamando ser el único que comprendía y defendía el mundo rural. Eso sí, con una falta de credibilidad pasmosa y enunciando algunas medidas o insuficientes o que traspasaban lo absurdo. Existe una ley orgánica para el Desarrollo Sostenible del Medio Rural desde 2007 que no se cumple, y que rimbombantes y sobreactuadas estrategias (ponencias del Senado, Comisionadas contra la despoblación…) intentan eclipsar. Buscan despistar a la ciudadanía (y a la aldeanía) para ocultar su continuado incumplimiento. Menos burla, Señorías. No hay mejor muestra de voluntad política que acatar una ley en vigor, ni mayor pacto de Estado que dotarla de presupuesto. Si en 12 años no se ha aplicado ¿será que es una ley vanguardista y contraria a los intereses de los caciques regionales, provinciales y locales? ¿o a las redes clientelares que tejen los partidos? La cuestión es que el futuro es rural o no hay futuro y que llevamos muy avanzada la cuenta atrás.

Quien ofrece una fórmula para el mundo rural sin el mundo rural (sin re/conocerlo, sin la iniciativa local, sin poner a su servicio a la administración), engaña (en campaña) y yerra (al gobernar). La fiscalidad diferenciada está muy bien, pero además añadan al menú algunas de estas consideraciones cuando cocinen las «recetas» para matarnos el hambre:

1 El mundo rural no es subsidiario del urbano. Respétese lo que no se conoce. Su tratamiento a menudo es despreciativo y superficial. Las burocracias pensadas desde, por y para la cuidad asfixian. Nada de lo pensado allí encaja aquí.

2 Incentivar que la población flotante del Medio Rural (buena parte nutrida por funcionarios: administración local, educación, sanidad, medioambiente, agricultura) que quiera vivir allí se pueda instalar con sus familias. Permitiría aumentar la renta de los propios trabajadores, fijar población y disminuir la huella de carbono. Esta medida está plasmada en la LDSM en el artículo 31. Nada nuevo bajo el sol.

3 Los recursos del monte han sido siempre muy valorados por las comunidades locales. Es de las pocas cosas que además todavía mantienen (en algunos sitios) cierta gobernanza comunal. Contratar mano de obra en educación, prevención y actuación frente a incendios forestales, compaginándolo con otras actividades económicas tradicionales.

4 El Mundo Rural en España contiene el 90% de su patrimonio cultural. El cuidado y consolidación del patrimonio histórico, arqueológico y etnográfico constituiría un nicho de empleo importantísimo con un impacto social de un alto valor añadido (educación, autoestima, creación de lazos de comunidad, transmisión de conocimientos…) Cada euro que se invierte en patrimonio revierte a razón de 20 a la sociedad.

5 En pleno proceso de desertización y cambio climático, el agua debería ser un valor estratégico a proteger. Las CCHH, en cooperación con las comunidades de regantes, deberían ser organismos de salvaguarda de nuestros recursos hídricos. Hay mucho empleo verde potencial aquí.

6 El sector agroalimentario podría parecer una oportunidad, pero la PAC lo lastra y administración lo imposibilita. Disuadidos por las políticas autonómicas quienes producen ni se plantean transformar. Hacerlo es un acto heroico. Problemas con los pastos, no hay mataderos municipales, a penas mercado de proximidad. En fin…

7 La economía de los cuidados es justa y necesaria. No se puede desatender así a la gente mayor en el ocaso de su vida. Implementar programas oficiales de formación para crear cuidadores y cuidadoras en el territorio, y facilitar su empleabilidad en la atención y acompañamiento de nuestros mayores.

8 El turismo es un sector estratégico. La OMT lo advierte: España tiene “recurso” pero no “producto”: tenemos monumentos, paisajes, gastronomía, cultura, tradiciones, cielos despejados…, pero estos recursos no son conocidos, comprendidos, protegidos, divulgados, valorados y rentabilizados. El turismo asienta población solo si involucras a todos los agentes locales y a todas las administraciones y dejas que la iniciativa local cualificada planifique y gestione esos recursos.

9 Las comunicaciones (de calidad) son fundamentales. Prímese el transporte colectivo al individual y el eléctrico al movido por combustibles fósiles. Piensen nuestros gobernantes que si en el siglo XIX el ferrocarril simbolizaba el progreso, ahora también. Las telecomunicaciones también son vitales. Con ambas cosas estaríamos preparados para abordar el teletrabajo. A menudo nos olvidamos de las primeras a favor de las segundas, pero el 4G no nos lleva al hospital a hacer pruebas médicas.

10 Es necesario un vuelco de la política de vivienda en el medio rural porque hacen falta casas disponibles para que la gente habite en ellas. Propietarios, empresas de albañilería, los re-pobladores potenciales se beneficiarían de la restauración y actualización de inmuebles para alquiler (cesión o contrato de custodia), y tal vez así dejaría de haber tantos inmuebles en peligro de ruina.

11 No se puede criminalizar la repoblación autogestionada cuando ésta contribuye a fijar población y cuenta con el beneplácito de la población y no cuesta ni un euro a la administración.

Este decálogo más uno se puede y se debe cumplir. Hay que acometerlo ya desde las con la ley 2007 en la mano y dejar de marear la perdiz con más retórica, demagogia, estudios, comisiones, diagnósticos y palabrería.