Nueve meses han pasado ya desde que mosén Florencio saliera detenido de su casa parroquial de Borja por un caso en el que se mezclan extorsiones y la descapitalización de las cuentas de la Iglesia que gestionaba. En todo este tiempo, Garcés puede decir que ha mantenido el respaldo de su pueblo o, al menos, de una parte. Una muestra de ello fue la celebración de una acción de gracias que dejó pequeña a la iglesia de la Concepción.

No era para menos, ya que Garcés volvía a ocupar un altar después de verse obligado a abandonar su puesto como pastor de los fieles de este municipio.

La expectación fue máxima, al igual que el secretismo con el que se habían comunicado esta cita. Por ello, cuando entró en el templo sus seguidores rompieron en dos minutos de continuos aplausos, que arrancaron alguna que otra lágrima entre los feligreses.

Rezaron una oración de San Francisco de Asís en la que se hablaba de paz, de perdón y de errores pero rápidamente tomaron el micro tres personas que le leyeron una carta a mosén Florencio. En ella le mostraron su amor y le reprocharon que sus labios estuvieran "sellados" si bien advirtieron que cuando todo acabara ellos entonarían un "Yo acuso" contra toda persona "que te ha desprestigiado".

También se dirigieron a los Zapato Veloz, imputados junto al sacerdote, a quienes señalaron de "abusar de su bondad y de engañarle". "Acusamos a quienes han recibido tu ayuda y no han tenido la honradez de admitirlo", aseveraron.

Posteriormente, fue el momento de Florencio Garcés quien agradeció este apoyo a "un borjano que siempre estará en alma". "Ya han pasado muchos meses desde que fui arrebatado de vosotros, pero mi dolor, mis oraciones y mi corazón está con vosotros", destacó.

Les pidió que vieran siempre "con los ojos de Jesús" y que arriesgaran en la vida porque "solo los perdedores son los que se quedan quietos".

Tras estas palabras, sus fieles subieron al altar para besar y abrazar a Florencio Garcés durante media hora.