-¿Cómo está?

-Mi estado de ánimo está presidido por la entereza y la convicción de que el servicio público es más necesario que nunca, con su implicación y compromiso. Nunca había vivido una situación como esta, tanto en el plano personal como político, y que exige esa entereza para dar respuesta a algo tan duro.

-¿Cómo se hace frente a un enemigo invisible?

-Nos enfrentamos a algo que no podíamos imaginar que tendríamos que gestionar. Nuestro enemigo es una pandemia y estamos ante una situación muy complicada que obliga a responder a todo el mundo. El virus no entiende de colores, edades o personas y cada uno debe colaborar de un modo u otro porque es toda la sociedad la que está implicada en la resolución de esta situación. Unos tienen que estar confinados en casa y otros, como es el caso de unos servicios sociales que son esenciales, debemos gestionar y dar servicio a los más vulnerables porque nos necesitan. El Gobierno de Aragón, con mucho trabajo e implicación, está dando una demostración de su fuerza y compromiso, con un Consejo de Gobierno de crisis diario para dar respuesta a esta durísima y extraordinaria situación. Se trata de actuar a través de la transparencia dando todos los datos a la población, explicándolos y trasladando seguridad.

-Los enfermos en Aragón se cuentan por centenares y los contagiados por miles. ¿Esa dramática situación afecta a la toma de decisiones?

-Las lágrimas hay que reservarlas para el final. Ahora no hay tiempo para eso, sino para la gestión y la toma de decisiones. Ayuda trabajar unidos, aunque es cierto que cuando hablamos de vida y muerte dan ganas de llorar por los fallecidos y por la dificultad para gestionar algo así, pero no hay tiempo. Una servidora pública y gestora de servicios sociales no se puede permitir el lujo de derramar lágrimas ahora.

-¿Qué es lo más duro?

-Todo lo es. Lo fueron las primeras decisiones, como trasladar a las residencias, al inicio de la crisis, que los familiares no podían ver a los internos. Fue difícil decirle algo así a alguien que va a ver a diario o con frecuencia a su familiar, pero había que tomar esa decisión. También ha sido complejo comunicar a las residencias cómo organizarse cuando aparece el virus o cuando surge el primer enfermo en un centro. Es duro ayudar a gestionar todo esto, pero contamos con auténticos héroes trabajando en las residencias. Aunque, sin duda, lo más duro ha sido que unos centros asistenciales y de convivencia como son las residencias, donde las personas están socializadas y atendidas y funcionan perfectamente en situación de normalidad, se transformen en centros sanitarios porque llega la enfermedad. Por eso, es esencial la extraordinaria coordinación con Sanidad.

-¿Cuándo se dio cuenta de lo que se venía encima y de la extrema gravedad de la situación?

-Llevaba tiempo reflexionando y viendo lo que pasaba en otros países, pero la conmoción inicial fue cuando falleció la primera persona en Aragón por coronavirus y también cuando se detectó el primer caso en una residencia. Entonces te das cuenta de que va a ser difícil porque se trata de una enfermedad que fundamentalmente ataca a personas más mayores, frágiles y delicadas con dolencias previas y una parte importante de ellas se encuentran en residencias. Por eso, lo importante es protegerlas y esa es nuestra lucha.

-¿Cuál es la situación actual?

-Salud Pública dice que nuestra curva ya no sube, sino que se encuentra en una situación de meseta. En una crisis como esta se puede hablar simplemente de moderado optimismo, pero nunca hay que bajar la guardia. Solo estaremos tranquilos el día que no tengamos un solo contagio, aunque estoy satisfecha de que se hayan producido ya las primeras altas en los centros que hemos habilitado para residentes que son positivos en coronavirus pero no requieren hospitalización. Es una alegría que nos da unas esperanzas tremendas.

-Las residencias son el gran caballo de batalla en esta lucha. ¿Tiene la sensación de haber hecho todo lo posible o de haber podido hacer algo más?

-Se ha hecho un gran esfuerzo por parte del Gobierno y del IASS en coordinación con Salud Pública y todo el Departamento de Sanidad elaborando indicaciones sobre cómo actuar. Y sobre todo por parte de los centros y los trabajadores, a los que hay que valorar ese trabajo encomiable que nunca agradeceremos lo suficiente.

-¿Pero haría algo de otro modo?

-Tenemos la convicción de que hemos trabajado con total entrega. Los servicios sociales son esenciales y creo que se está haciendo una gran labor en la gestión de los más vulnerables desde los centros de servicios sociales para que nuestros mayores puedan disponer de los servicios adecuados, como llevarles comida o medicamentos. Se está trabajando mucho y bien, pero me habría gustado que hubiera funcionado mejor el tema del material. Ha habido un problema mundial, no solo nuestro, como consecuencia de una sociedad globalizada. Ahora ya podemos decir que enviamos todo el material que se necesita a todos los centros pero hasta ahora no hemos tenido el suficiente. Es verdad que el material de protección de los trabajadores de centros propiedad de empresas lo tiene que aportar estas, pero también es cierto que cuando una empresa se transforma en un centro sanitario con enfermos necesita más material de protección y ha sido una reivindicación constante por nuestra parte, pero no lo hemos tenido ni nosotros ni nadie y lo lamento profundamente.

-¿Entonces el abastecimiento está asegurado ya?

-Se realizan ocho envíos de material desde nuestro almacén centralizado y gestionado desde la consejería de Presidencia. Nosotros somos los que organizamos el envío a cada centro y ahora hay material suficiente y el abastecimiento está garantizado.

-¿Está satisfecha del funcionamiento de las residencias habilitadas para ancianos contagiados pero que no precisan hospitalización?

-Esta iniciativa pionera la tomamos con mucha rapidez porque algunas residencias tenían problemas para aislar un caso positivo y reorganizar el centro por tener demasiados enfermos y, como consecuencia, una gran carga viral. Pensamos que había que tomar una decisión inmediata y fue lo que hicimos. Organizados desde el departamento y con la coordinación de Salud Pública, se puso en marcha el primero en Yéqueda, con 46 plazas y luego vinieron los de Miralbueno, Alfambra, Casetas y ahora el de Gea. Además, acabamos de hacer lo propio con un centro para enfermos dados de alta en los hospitales que no tienen, desde el punto de vista social, una forma de ser autónomos en casa, por estar solos o con otro mayor con dificultades. Está en Parque Goya y cuenta con 27 plazas.

-El 70% de los fallecidos en la comunidad son usuarios de residencias y el virus ha entrado en al menos una de cada tres. Los datos dan miedo.

-La mayoría de los fallecidos son mayores de 70 años y especialmente por encima de los 90. La mortalidad se está produciendo en la población mayor y que, además, tiene enfermedades previas y mayores dificultades al ser más frágiles. Desgraciadamente, es el colectivo más atacado por el virus y ante el que el covid-19 muestra su peor cara. Y, lógicamente, dentro de las 22.000 personas que están en residencias en Aragón figura este colectivo. Esa es la dificultad que tenemos, pero muchos de estos miles de usuarios están muy bien, aunque confinados y sin poder hacer sus actividades habituales. No podemos dar la imagen de que la gente está muriendo en las residencias porque, además, nuestros datos de mortalidad son muchos mejores que los de otras comunidades. Pero no puedo estar satisfecha por ello, sino muy dolida por lo que está provocando este virus.

-¿Cuántas residencias han sido ya intervenidas por el IASS y en cuántas se planea hacer lo propio?

-Hemos intervenido tres residencias, entendiendo eso como asumir la dirección asistencial aunque en algún caso esa dirección ha sido asumida por Sanidad. Nosotros lo hemos hecho en el asilo de San José, en Teruel, en Épila y en Los Olivos, en Huesca. Se ha tomado esa decisión tras comprobar que la dirección asistencial de estos centros no podía dar respuesta a la situación. ¿Eso quiere decir que no se estaba trabajando bien? No. Quiere decir que cuando se han encontrado con una situación de enfermedad y de tener que dar una respuesta sanitaria se han visto superados, pero funcionaban perfectamente desde el punto de vista asistencial. Sin embargo, ahora había que reorganizar el centro y por eso hemos ido en esa dirección mientras dure la enfermedad y para proteger a los mayores.

-Familiares de usuarios de la residencia de Épila denuncian falta de información.

-En Épila tomamos la decisión de intervenir porque había que dar una respuesta. Hemos trasladado a seis personas a Yéqueda ante un número importante de contagiados y fallecidos.

-La residencia Virgen del Pilar pide ser intervenida por el IASS. ¿Se va a tomar esta medida?

-Se ha procedido a trasladar a nueve enfermos a centros covid-19, lo que hace que se encuentren en mejores condiciones y que el centro pueda dar respuesta a la situación actual. Somos nosotros los que tenemos que tomar las medidas y creemos que, ahora, la residencia Virgen del Pilar está en condiciones de dar esa respuesta.

-¿La realización de test multiplicará considerablemente los contagiados en las residencias? En Valderrobres así lo parece.

-En Valderrobres decidieron comprar personalmente los PCR y hablamos personalmente con su alcalde y tratamos de ayudarle llevando a 13 enfermos al centro de Alfambra. ¿Los test? Parece que, ante la inseguridad y el miedo, la gente quiere agarrarse a algo, pero Sanidad afirma que solo nos dicen si alguien es positivo pero que si alguien da negativo también puede tener el virus.

-¿Qué va a cambiar el virus?

-Va a cambiar a toda la sociedad y debemos estar todos unidos. Confío en que todas las fuerzas políticas en Aragón estemos de acuerdo en dar una respuesta social porque el covid-19 va a tener como consecuencia una crisis económica importante y por eso es esencial estar unidos. Y desde el punto de vista de los servicios sociales también cambiarán cosas. Debemos darnos cuenta de lo importante que es tener unos servicios sociales fuertes porque, de no haber sido así, habría sido gravísimo. Y también tenemos que poner en valor lo público. A lo mejor debemos plantearnos con el paso del tiempo cómo deben ser los servicios sociales y su gestión, pero me asusto mucho cuando oigo hablar de bajar impuestos. Para tener los servicios sociales que nos merecemos tenemos que contar con recursos y eso solo pasa por el compromiso social.