Los colegios permanecen cerrados hoy y mañana por el efecto de la borrasca Filomena, cuyas nieves se están congelando por las bajas temperaturas que se están alcanzando estos días. El miércoles los alumnos volverán a las aulas, aunque en algunos colegios tendrán más dificultades que en otros. En Zaragoza, en el centro privado Don Bosco de Vadorrey, el manto blanco que se acumuló durante el sábado hizo que se viniera abajo parte del tejado, lo que dejó impracticables cuatro aulas y el comedor. Ahora, cuando los peritos ya han evaluado los daños, el director del centro, Alfonso Marquina, explica que seguramente hasta verano no se podrán reparar los espacios dañados.

“Las aulas y el comedor están derruidas. El perito ya ha estado esta mañana y ahora es el seguro el que tendrá que hacerse cargo. Pero antes de fin de curso parece imposible que vayamos a poder utilizar esos espacios”, explicaba Marquina. Según los técnicos que han estudiado lo sucedido, el problema ha sido únicamente el peso de la nieve acumulada y no se han detectado defectos en el edificio. “La estructura nunca había soportado un peso así porque los edificios no están diseñados para aguantar estas nevadas”, comenta el director. La construcción tenía alrededor de 30 años. “Había 20 centímetros de nieve y eso pesa una barbaridad”, añade.

Los hechos ocurrieron ya en la noche del sábado, sobre las 21.00 horas, y a las 9.00 horas el equipo directivo del centro ya se trasladó hasta el Don Bosco para analizar lo sucedido. Entonces llamaron a los Bomberos que revisaron y balizaron el entorno. Las clases afectadas son las de los alumnos de quinto y sexto de Primaria y las de dos cursos de la ESO. “A los de Primaria ya les hemos recolocado en el resto del colegio pero para los de Secundaria, por el momento, vamos a hacer enseñanza telemática”, explica el director, que cuenta que se están poniendo en contacto con diferentes instituciones que hay en su zona (entre ellas, una iglesia mormona) para poder utilizar sus instalaciones de manera extraordinaria.

Afortunadamente el incidente no provocó daños personales. “Afortunadamente era un día festivo. No me quiero ni imaginar que hubiera pasado si hubiera habido docencia”, dice aliviado Marquina. El colegio Don Bosco cuenta en total con unos 300 alumnos que de entre 3 y 15 años y, “al ser pequeñito”, la dirección y las familias “siempre han mantenido muy buena relación”. “Nos han escrito muchos padres preocupados pero también ofreciendo su ayuda. Incluso han propuesto hacer una rifa para sufragar la reparación”.

Por el momento, en el centro aprovecharán estos dos días sin clase aunque si la consejería de Educación no hubiera decretado el cierre de las escuelas ellos tampoco hubieran abierto. “Ya el sábado comunicamos que no íbamos a poder recibir a los alumnos en clase”, afirma Marquina. El miércoles, eso sí, los estudiantes del Don Bosco regresarán a las aulas.