Beamonte y Miramón monopolizaron el debate del pleno extraordinario con puyas más o menos directas a sus respectivos partidos, críticas a la falta de celeridad en la presentación de enmiendas, y hasta reproches personales sobre favores no agradecidos. Al "deseo que sean sus últimos presupuestos" de Miramón, Beamonte respondió, a cuenta de la inversión en monumentos, cuestionando la viabilidad de IU: "No le gustan las iglesias ni Iglesias (por el dirigente de Podemos), que se los está comiendo. Para exigir primero tendrán que estar".