Una decena de vecinos de la localidad zaragozana de Épila se manifestaron ayer a las puertas de la iglesia para pedir la retirada de su párroco, Miguel Ángel Barco, por su supuesta participación en unos abusos a un diácono.

La convocatoria estaba organizada por la FIA con la intención de hacer presión al Arzobispado de Zaragoza para que cese a este sacerdote, mientras se aclara este caso que llevó al Vaticano a cesar fulminantemente a Manuel Ureña, tras pagar una indemnización de más de 100.000 euros.

Varias autoridades eclesiales tanto nacionales como de Roma han solicitado al administrador diocesano, Manuel Almor, que impulse la retirada, aunque sigue oficiando misa. Mientras, los abogados del cura de Épila y del diácono estarían acercando posturas de cara a una retirada de las acciones legales derivada de este caso.