Un pequeño fantasma que flotaba en el aire o un tren que colgaba de lo invisible fueron algunos de los objetos que mostraron ayer a decenas de personas -entre ellas, muchos pequeños- en Zaragoza las posibilidades de la levitación superconductora.

La plaza San Felipe acogió esta actividad divulgativa de la XXXVII Reunión Bienal de la Real Sociedad Española de Física que se celebra desde ayer en la ciudad.

Bajo el nombre La superconductividad a escena, este experimento in situ sirvió para dar a conocer el potencial de los superconductores, unos materiales que, como explicó la coordinadora de la actividad, Leni Bascones, cuentan con dos propiedades principales: no presentan resistancia al paso de la corriente eléctrica y expulsan los campos magnéticos, algo que permite «que un imán levite sobre un superconductor o al revés». Para funcionar, eso sí, necesitan temperaturas de -196 grados centígrados. Ayer, en la plaza, aunque no requirieron semejante descenso, sí que usaron nitrógeno líquido para enfriar estos materiales. Entre sus aplicaciones se encuentran las máquinas de resonancia magnética o el mismo acelerador de partículas del CERN, «basado completamente en esto», indicó. También, el tren que levita y que ya se está en construcción en Japón. En las pruebas realizadas, el convoy llegó a alcanzar los 600 kilómetros por hora. «Este tipo de actividades tiene muy buena acogida y hace que la ciencia parezca más divertida, concluyó.