En un jurado todo está medido. Raro es el acusado que no cambia su imagen para conquistar al tribunal y los abogados siempre hacen su particular teatro. El crimen de los tirantes no se quedó atrás, especialmente de la mano de Endika Zulueta, abogado de Rodrigo Lanza.

Este letrado, que ha ejercido como defensa en el caso Segi o en el 11-M, no estuvo al frente de la defensa desde el inicio. Era Ana Sebastián, abogada de la Asociación Libre de Abogados (ALA ), colectivo al que pertenece Zulueta. Se incorporó al caso y con él llegó un silencio que solo se rompía a través de documentos judiciales. Anteriormente, hasta la madre de Lanza, Mariana Huidobro, realizaba alegatos públicos de inocencia. Cambió, incluido durante el juicio cuando Huidobro rechazaba dar declaraciones. Una imagen muy diferente a cuando convocaba ruedas de prensa junto a su hijo para afirmar que no era justa la condena a su hijo por dejar tetrapléjico a un guardia urbano de Barcelona. No solo le afectó a ella, sino también al acusado que cambió radicalmente su estética dejando atrás el estilo de antisistema. Lo completó con unos interrogatorios a los testigos creando dudas de veracidad si el declarante iba en su contra.

Todo para conseguir su frase final en el último día de juicio: «más vale un culpable libre que un acusado preso».