El delegado del Gobierno en Aragón, Javier Fernández, analizó ayer en persona la situación de los inmigrantes en Caspe y lanzó un mensaje de tranquilidad ante el alarmismo que se ha producido en las últimas semanas. La Ciudad del Compromiso se ha visto sacudida en los últimos días por "rumores infundados" que han creado malestar en distintos sectores de la población. Por ello, Javier Fernández mantuvo ayer contactos con los representantes de los agentes sociales y de los cuerpos de seguridad con la intención analizar todos los datos posibles. La conclusión fue clara: "No se puede crear alarma donde no la hay".

Fernández conoció de primera mano las opiniones de los representantes de los empresarios, agricultores, sindicatos y responsables de acción social. En general, todos concluyeron en que los "rumores" están muy lejos de la realidad. La presencia de algo más de mil temporeros procedentes de 38 nacionalidades distintas no es motivo de preocupación, según todas las partes.

ACOGIDA Fernández defendió el papel de los trabajadores extranjeros y animó a los caspolinos a ser hospitalarios. "Es cierto que donde hay convivencia, hay roce y también algún problema", dijo el delegado, que añadió: "Pero no hay que sacar las cosas de su sitio".

El delegado del Gobierno copresidió también junto a la alcaldesa, Teresa Francín, la Junta Local de Seguridad, donde los representantes de la Policía Local y de la Guardia Civil negaron que hubiera habido "un incremento significativo de denuncias" coincidiendo con la llegada de los temporeros.

Todos asumieron que el "infundado alarmismo" que se ha disparado en la ciudad es un problema que hay que atajar. Fernández recomendó mantener "la calma" y echar mano de los datos disponibles, ya que los rumores no se han correspondido por ahora con denuncias o asistencias sanitarias.

El delegado concluyó su visita con el compromiso de regresar en breve para volver a pulsar la situación y garantizado el refuerzo de los efectivos de la Guardia Civil, "siempre que de verdad sea necesario".