El barrio zaragozano de Delicias atraviesa en estos momentos un situación complicada marcada por el incremento sustancial de positivos por covid-19. Actualmente, es el distrito con mayor número de positivos registrado en toda la ciudad y también uno de los principales protagonistas en este aumento de casos en la comunidad autónoma. La realidad es totalmente nueva y extraña para los vecinos de la zona puesto que han visto, según comentó uno de ellos en la calle Delicias, cómo su barrio se había hecho famoso en todo el país al aparecer en los informativos de todas las cadenas televisivas y medios nacionales.

En un barrio tan grande como este, con 100.000 habitantes, las causas de esta situación han podido ser múltiples, pero para Agustín Gutiérrez, vecino de la zona, podrían resumirse en dos: «Creo que en primer lugar se debe a la cantidad de gente que viene por aquí, a los temporeros que tenemos en esta zona y, después, a la falta de precaución de muchísima gente que veo aquí todos los días y a todas las horas, veo a la gente sin protección». Otra vecina del barrio, Feli Alba, dudó sobre cómo habían llegado a esta situación que estaba empezando a ser de especial preocupación: «No tengo ni idea de por qué ha pasado esto. La gente que conozco somos todos muy cuidadosos, no tengo ni idea de por qué ha habido tanto contagio en este barrio», señaló.

Otros, como Eduardo Marín, confían en la lógica para explicar lo que ha sucedido estos últimos días: «Veo normal que el barrio sea el foco de contagios más importante de Zaragoza, porque aquí se mueve mucha gente, de muchos estilos, de muchas razas, gente que trabaja en el campo, que ya sabes cómo trabajan los pobrecicos, y supongo que ese será el motivo», aseguró Marín. No obstante, este vecino del barrio también cree que puede verse la luz al final del túnel: «Es un fastidio para la gente del barrio, pero con los geles y las mascarillas, y si tenemos un poquico de cuidado cada uno individualmente, podremos salir de esta».

Los pequeños comercios también se están viendo afectados por esta nueva realidad, en términos peyorativos, personificada en este barrio zaragozano. Mari Carmen Tena es la responsable de la tienda Las Cosas de Nora y no estaba de acuerdo con la dimensión que estaban alcanzando la repercusión mediática sobre el barrio: «Las noticias que dan a nivel nacional son muy exageradas. Yo vengo todos los días a trabajar y a la gente la veo normal, con mascarilla. Lo único que hacen es perjudicar al comercio totalmente porque meten miedo», comentaba.

La calle Delicias, epicentro de este distrito zaragozano repleto de pequeños comercios, empieza a sufrir los perjuicios de los rebrotes en términos económicos, no en la cotidianidad de los vecinos que siguen paseando y consumiendo en los bares y cafeterías de la zona. Al igual que sucede con Mari Camen Tena y los negocios de esa conocida vía, también le ocurre a María Lorén en la tienda de la que es empleada. No ve con buenos ojos el futuro: «Hay muchos negocios que ya ni abren. Hay tanto miedo en la calle Delicias que la gente no viene. Las ventas están bajando que no veas», afirmó.

Por otro lado, el aumento de casos en esta zona obligó al Gobierno de Aragón a tomar medidas restrictivas para frenar la escalada. El control policial impuesto desde ayer no fue mal recibido por los vecinos: «Las medidas me parecen maravillosas, que controlen a la gente que está infectada porque hay mucha gente que no guarda el confinamiento y lo sé de buena tinta. Hay gente que ha ido a hacerse un escáner con el covid-19, vamos eso es para ponerles una multa que no veas», comentó Feli Alba.

Incluso algún vecino se atrevió a formular nuevas medidas de contención estrictamente económicas, como Jesús Carbonel: «Esto que dicen de la Policía que van a ir por las casas, hay que poner un agente en cada puerta y a ver si salen. Y si salen, 100 euros, y si lo hacen dos veces, 200, y así. El bolsillo es el mayor castigo», aseguró.

Y los botellones también son otro tema que está en boca de unos ciudadanos que están viviendo una situación que no habrían imaginado nunca. Con los jóvenes en el punto de mira: «Es sobre todo gente joven porque los mayores tienen miedo y tienen respeto. Se piensan que solo lo cogen los viejos, pero en esta hornada nueva de virus la edad más alta es de 50 años», recordó Mercedes Arnal. Asimismo, Agustín Gutiérrez aseguró que ya estaba acostumbrado a estas reuniones juveniles porque eran frecuentes a lo largo de todo el año: «En los parques, yo que voy mucho al parque Delicias, botellones hay los 365 días del año. Lo normal es que se junten allí, y no tienen nada de protección. Los chicos jóvenes no hacen caso a las medidas de protección», lamentó este vecino de la zona.