La demanda eléctrica de la industria aragonesa, que supone algo más de la mitad (el 52,3%) del consumo total de luz de la comunidad, se desplomó un 10,4% el pasado año como consecuencia del impacto de la pandemia, a falta de contabilizar en el balance el mes de diciembre. Se trata de una caída en unas proporciones inéditas en las últimas décadas. La principal razón de ello es el parón productivo que sufrieron la mayor parte de las actividades en la primeras semanas y meses desde el estallido de la crisis sanitaria a mediados de marzo.

El consumo general de electricidad de la comunidad también bajó, con un retroceso del 7,6% en los once primeros meses del 2020, hasta los 9.750 gigavatios/hora frente a los 10.480 del mismo periodo del 2019, lo que supone retrotraerse a los niveles del 2013, cuando coleaban los efectos de la gran recesión iniciada en el 2008.

La demanda eléctrica es considerada un indicador de la marcha de la economía, que se ha resentido de manera importante en el atípico año vivido como consecuencia del coronavirus. Sirva como ejemplo lo ocurrido en el 2009, año en el que la crisis financiera tumbó la economía española y el PIB nacional cayó un 3,7%, un punto menos que la demanda eléctrica, que bajó un 4,7%

Dentro de la industria aragonesa, la demanda cayó en todas las ramas, salvo en la agroindustria, que representa el 13,7% del total del consumo del sector secundario y experimentó un incremento significativo del 2,2%, según los datos facilitados a este diario por Endesa, la distribuidora eléctrica de referencia en Aragón. Hay tener en cuenta que esta ha sido una actividad esencial a lo largo de la pandemia y que ha estado al margen de algunas de las restricciones aplicadas.

Hogares y comercios

El segmento donde más bajó el suministro fue la siderurgia, que supone el 26,3% del consumo eléctrico de toda la industria y registró una caída del 26,3%. Le siguió el automóvil (5,3% del total), que necesitó el 21,1% menos de electricidad; la química (17,1%), donde bajó el 8,2%; y el sector papelero (24,8%), con el 6,1% menos.

En el caso del consumo residencial y de servicios, el descenso de la demanda eléctrica fue menos acusado, con una decrecimiento del 4,5%, algo menos de la mitad del retroceso experimentado por la industria. Aunque no hay datos segregados, el consumo se mantuvo en los hogares, debido al mayor tiempo en casa que pasaron los consumidores, pero cayó de forma notable en los establecimiento comerciales (incluida la hostelería), según explicaron fuentes de la compañía.

La industria representa el 52,3% del consumo de este servicio básico en Aragón, mientras que el 47,7% restante de la parte residencial y de servicios. En este sentido, destaca que es el subsistema eléctrico donde el sector secundario tiene un mayor peso sobre el total de la demanda eléctrica.