Solares repletos de basura, coches aparcados por las aceras sin que la Policía Local intervenga, baldosas rotas en las calles... Este es el panorama que nos encontramos todos los días los vecinos de la zona de Conde Aranda". Con estas palabras, la presidenta de la asociación de vecinos del sector, María Luisa Santa Fe, denunciaba el progresivo deterioro que sufren las calles del entorno de la gran avenida.

Lo han repetido hasta la saciedad, han hecho decenas de fotografías con las que se han dirigido ante el Ayuntamiento de Zaragoza y la Policía Local, pero aún así siguen viendo la basura acumulada enfrente de sus viviendas. "Los solares que quedan vacíos por detrás del edificio del Gobierno de Aragón se han convertido en una especie de vertedero de la ciudad. Allí te encuentras de todo, muebles viejos, electrodomésticos, escombros, basuras... Da asco y se corre el riesgo de que los chavales que juegan en las calles acaben cogiendo alguna infección", explicó la vecina indignada.

Otra de las cuestiones que más preocupa a los ciudadanos que habitan el entorno de Conde Aranda es el daño que sufre a diario la plaza de San Pablo debido a los vehículos que aparcan sobre el pavimento. "Sobre todo, al lado de la iglesia es donde más se ven los efectos de los coches porque las baldosas se encuentran levantadas y rotas", dijo María Luisa Santa Fe.

Asegura que en varias ocasiones se ha alertado a los agentes de la Policía Local para que se llevasen a los vehículos mal estacionados. "No nos hacen caso y lo peor es que ni siquiera toman medidas para evitar que sigan aparcando, como poner algún pivote", añadió la presidenta de la asociación.

La preocupación de los vecinos ha aumentado en los últimos meses al detectar que en el edificio del antiguo cuartel de Pontoneros (en la calle Madre Rafols) se han instalado indigentes. "Lleva muchísimo tiempo abandonado, cuando los vecinos lo estamos reclamando para que lo conviertan de una vez en centro cívico", dijo la presidenta.

Según asegura, por las noches se cuelan grupos de indigentes por los huecos de las ventanas y las puertas. "Para calentarse hacen fuego y cualquier día tendremos que lamentar alguna desgracia, no entendemos cómo pueden tener un edificio de estas características abandonado de esta forma. Además, en un sitio tan céntrico", sostuvo.

IMPEDIR LA ENTRADA Los vecinos defienden que se limpie el edificio, se restaure y se le dé algún uso público. No obstante, conscientes de lo costoso de esta medida exigen que al menos se tapien debidamente las ventanas y puertas para evitar que sigan entrando personas por las noches. "A las instituciones tendría que darles vergüenza tener como tienen ese edificio, no se puede ni entrar de los escombros y la porquería que tiene, y lo peor es que se está creando un foco de inseguridad que poco tiene de positivo para el barrio", añadió. Aseguran que frente a la gran reforma de Conde Aranda, el resto de las calles caen en picado.