Lo primero es que hay que ser conscientes de que la situación es excepcional y predomina la incertidumbre, porque sabemos que si no tenemos un comportamiento responsable como hasta ahora podemos dar pasos hacia atrás. Por eso, es un error hacer planes a largo plazo, sino que hay que tener escenarios muy dinámicos a medio e ir adaptándose a las nuevas circunstancias. La evidencia científica necesita tiempo y no tiene sentido tomar una decisión fija de lo que puede ocurrir a mitad de junio cuando puede haber esas variables que la modifiquen. Además, la seguridad cero no va a existir durante mucho tiempo. Ni con una vacuna. Esta, sin duda, facilitará la vida social, pero hay que pensar que las vacunas no tienen una protección del 100%.

En el deporte de ocio y recreativo he tenido la impresión de que muchos han pensado que al ponernos las zapatillas y el pantalón corto el riesgo ha desaparecido y ese error podemos pagarlo muy caro. Hay que seguir siendo conscientes de que el virus está ahí fuera. Mientras, en el deporte federado hay un abanico muy complejo y amplio, cada una de las especialidades con sus características. No es lo mismo un tenista, que un nadador, un ciclista o un jugador de fútbol o de baloncesto. La ventaja ahora es que, al no tener competiciones a la vista, van a disponer de mucho más tiempo para adaptarse.

Las Ligas profesionales de fútbol y baloncesto van a desempeñar su actividad en unas condiciones muy diferentes a las que lo han hecho. Desde el punto de vista social es un elemento positivo que se pongan en marcha, ya que da esa pequeña alegría a los aficionados y también a los que no lo son. Y ese grupo selecto de profesionales va a tener una serie de condiciones que son las mejores posibles en las circunstancias actuales y que muchos trabajadores que han estado en primera línea en estos meses las pueden ver con mucha envidia.

Ahora, en esos entrenamientos individualizados y después en pequeños grupos, con ese control que se va a hacer, el riesgo que existirá será muy pequeño. Ya veremos qué pasará cuando empiecen las competiciones desde junio porque el escenario será diferente al de ahora. Vamos a tener en el fútbol español la ventaja de contar con la referencia de Alemania, que nos dará pistas y posiblemente la situación sanitaria también va a cambiar. Sabemos que hace falta un contacto próximo y más o menos prolongado en el tiempo, de 12 o 15 minutos, lo que se denomina contagio estrecho. Si no es así, el riesgo es más bajo. Si tenemos además la seguridad por los controles de que no hay ningún positivo, en el terreno de juego van estar libres del virus. Y, si no hay virus, no existe contagio. Eso más o menos sí se puede controlar y hay cierta garantía. Ahora mismo, hay bastante más seguridad en el fútbol que en otras actividades.

Es obvio que va a ser un nuevo deporte el que viviremos, empezando porque en un tiempo no veremos público en las gradas, aunque habrá medidas intermedias de reducción de aforo o de entradas y de salidas. Y los jugadores van a tener que adaptarse a algunas normas. La celebración de los goles, los saludos previos o cambiarse la camiseta con un rival son costumbres más evitables, lo que no se puede evitar es el contacto físico al hacer una falta, una obstrucción, en un córner… Eso se va a dar, porque si no se da ya no sería fútbol y desde luego ese nuevo deporte no nos gustaría. Podrá haber modificaciones, como más cambios en un partido, pero la esencia del juego se va a mantener, igual en el fútbol que en el baloncesto.

*Exfutbolista y catedrático de la Facultad de Ciencias de la Salud en la Universidad de Zaragoza.