Se acabó la cortesía en el Ayuntamiento de Zaragoza. Los cien primeros días de rigor que todos los partidos suelen dar a un Gobierno nuevo para aterrizar en la planta noble han pasado y empiezan a caerse las caretas de la compostura inicial. También esa mayoría de la derecha, que ya ha empezado a ejecutar un rodillo perfectamente engrasado. Ayer en el pleno municipal exhibió su efectividad. Las tres formaciones, PP, Cs y Vox, votaron sistemáticamente lo mismo, como si fueran autómatas, en temas de calado, haciendo valer los 16 votos sobre 31 que se usan igual para aprobar los impuestos o el presupuesto que para matizar la emergencia climática. Igual para renunciar a 17 millones de euros de inversión y gasto social en el actual ejercicio, como se aprobó en la modificación de créditos del pasado jueves, que para enarbolar esa auditoría del interventor que funciona como una navaja suiza, sirve para casi todo.

Dos bandos perfectamente definidos, a derecha y a izquierda, con un resultado de 16 votos frente a 15 que en otros mandatos ya emplearon como un rodillo los que ahora son oposición. Lo llamativo es cuando algunos de los asuntos de calado desfilan en la misma sesión de plenos y el bloque de centro-ultra-derecha exhibe sus mismas prioridades. Y estas no solo pasan por restarle casi 800.000 euros a AREI (Asociación Aragonesa de Empresas de Insercion), sino también por aprobar, 24 horas después, el impulso de un «plan de comprobación» de las subvenciones que se conceden a esas mismas entidades, escrutar el dinero que se le da, exigir una justificación más rigurosa... Y eso solivianta a PSOE, ZeC y Podemos-Equo, que ven en esta «sombra de la duda sobre el tercer sector» o «brecha contra quienes trabajan en la cohesión» un anticipo de lo que está por llegar.

También que ante el clamor de los profesores que dan cursos en el Instituto Municipal de Fomento Empresarial de Zaragoza (Imefez) por la supresión de 13 de ellos por parte de Rosa Plantagenet, nueva gerente del patronato, la respuesta sea ahorrar esos «3.000 o 4.000 cochinos euros» a costa de dejar sin esa formación a «200 parados de larga duración».

Y cuando el diálogo brilla por su ausencia, solo queda la ideología y la estrategia. Y la oposición también están conformando un discurso único frente a Azcón: recortes, mentiras, falta de diálogo... «autoritarismo», le llegó a decir Pedro Santisteve a su sucesor (¡y qué ganas tenía de hacerlo!). Han estrenado mantra y no se les da nada mal. Al alcalde y a la coalición PP-Cs le empiezan a salir motes: Azcón ya es el «recortador» para el PSOE y el «depredador» para Podemos-Equo, al frente de un «Gobierno manostijeras», según ZeC, que está haciendo añicos la herencia recibida. Su auditoría ya es un «libro gordo de Petete» o un «manual de incumplimento de promesas».

Pero la sesión dejaba tras de sí algunas claves destacadas a futuro. Primero, que la izquierda arrastra las consecuencias de no haber aprobado un presupuesto antes de las elecciones. Santisteve le preguntaba a Azcón por las consecuencias de la prórroga y la cosa se puso seria. Lo más destacado, sin duda, el primer revés de Pilar Alegría al alcalde. El conservador aseguraba que no han hecho un presupuesto para este 2019, que habría solucionado buena parte de los problemas de su auditoría, «porque no lo prometimos en campaña». «No conoce ni su programa electoral. Página 5. Haremos un presupuesto para el 2019 y una auditoría», leía Alegría. El zasca se oyó hasta en la plaza del Pilar. «Esto es vieja política, comprometerse en campaña y cumplir», remató.

Eso condujo a otra conclusión relevante: los que en Zaragoza son oposición, en Aragón gobiernan. «Y tampoco están elaborando un presupuesto», replicó Azcón. Los mismos que podrían pagar la deuda del tranvía que le exigían ya a él reclamar. El eterno debate se reeditaba, que si los «partidos colmena con un abejorro rey que marca el sonido al que los demás zumban», que si los que «defienden una cosa en el ayuntamiento y la contraria cuando llegan a las Cortes»...

Pero Azcón está crecido y acabó diciendo que «podría dar lecciones de hacer oposición» a la izquierda -algo así sobre cómo fabricar otro Azcón-. La primera, para su predecesor: «No haga lo primero que le venga a la cabeza. No le dio buen resultado antes y tampoco lo hará ahora». Quizá esta frase se escuche más veces.