El miedo al coronavirus y la falta de concreción sobre la vuelta al colegio está generando tal nerviosismo e incertidumbre entre los padres que algunos ya anuncian que no expondrán a sus hijos al riesgo y se quedarán en casa. Una decisión posiblemente motivada por la ansiedad que genera lo desconocido y la falta de información.

Esta es una de las explicaciones de los psicólogos consultados, que aseguran que se trata de un «miedo racional y justificado» ante un virus mortal que les obliga a sopesar qué es mejor, arriesgarse a que su hijo se contagie o el beneficio que supone que vaya al colegio y se relacione y socialice con el resto de sus compañeros. Una decisión que se complica en el caso de que haya familiares vulnerables, sobre todo si se encuentran en la unidad de convivencia.

«Todos tenemos miedo», explican, y muchos padres se enfrentan al dilema de encontrar «el equilibro entre la salud del niño o del familiar con el derecho y el deber de la educación», prosiguen.

La incertidumbre y la falta de información a pocos días de que comiencen las clases «está provocando una ansiedad» que solo podrán gestionar una vez que sepan cómo volverán sus hijos a las aulas. A la espera de que la DGA informe sobre los protocolos, los docentes aseguran que los colegios están preparados para recibir a los escolares e insisten en la importancia de que vuelvan de nuevo a las aulas.

Más que un temario

Idoia Biota, profesora en el colegio de Educación Especial Jean Piaget de Zaragoza, explica que asistir a clase no solo es recibir una retahíla de conocimientos y lecciones, sino que los escolares aprenden a gestionar sus emociones, a relacionarse con iguales, a tolerar la frustración ante situaciones que nos plantea la vida y a manejar determinadas incertidumbres, como la actual. «La socialización y el control de las emociones que tiene lugar en el colegio además los vínculos que se crean entre los niños son irremplazables», comenta este docente.

En este sentido, Juan Tarragual, con destino en el colegio Guillermo Fatas, añade que «la educación es tocar, es mirarse, es estar juntos y todo eso se perdió durante el confinamiento». Por este motivo, esgrime, es tan importante la vuelta presencial y es por lo que anima a los padres a que confíen en sus centros y maestros, aunque considera importante que se busquen alternativas para aquellas familias que viven con miedo la vuelta al colegio. Sobre todo en los casos en los que el menor es de riesgo o tienen miembros en la familia que lo son. «También es nuestra obligación ayudarles a vencerlo», matiza.

El Gobierno de Aragón no ha explicado cómo actuarán en el caso de que haya alumnos que no acudan a sus clases. Desde la Federación de Asociaciones de Padres y Madres (Fapar) consideran que se tienen que ofrecer alternativas a los padres y que una podría ser que los profesores considerados de riesgo puedan encargarse de impartir las asignaturas a estos escolares.

La ley es muy concreta en este sentido y la ausencia de un menor sin justificar puede acabar en la Fiscalía de Menores, dado que se trata de un derecho. Pero la situación es tan excepcional que las medidas también tendrían que serlo, explica la abogada Araceli Esteban. El Gobierno de Aragón, junto con el Ayuntamiento de Zaragoza, tienen un protocolo detallado que indica cómo se debe actuar en un caso de absentismo escolar y que podría verse alterado.

Pero en este caso, prosigue, podría entenderse el motivo por el que la familia ha decidido que su hijo no asista a clase y considera que sería muy difícil que una denuncia llegase a la Fiscalía en esta situación como la actual, con una crisis sanitaria que acecha a los centros escolares. Claro está, matiza, que habría que estudiar uno a uno los casos.