Dos albañiles de 39 y 40 años resultaron ayer heridos graves al quedar sepultados bajo toneladas de escombros tras derrumbarse sobre ellos la primera planta y el tejado de una vivienda de dos alturas en la que se hallaban trabajando, en el municipio zaragozana de Nuévalos.

El suceso se produjo sobre las 11.00 de la mañana, cuando, por causas que se desconocen, falló un pilar de la estructura del edificio y cedió el suelo de la primera planta y la cubierta.

Los albañiles, naturales de los pueblos de Carenas e Ibdes, quedaron atrapados bajo los escombros. Afortunadamente, uno de ellos pudo refugiarse bajo un dúmper o volquete, mientras que el otro halló un hueco junto a la pared. Gracias a ello quedaron conscientes y, aunque no podían moverse, orientaron con sus gritos a las personas que primero acudieron en su ayuda antes de la llegada de la Guardia Civil y de los Bomberos de la Diputación de Zaragoza.

Se da la circunstancia de que la vivienda hundida, integrada en una nave que en tiempos acogió una granja de pollos, es la residencia habitual del alcalde de Nuévalos, Manuel Peiró, quien siguió en todo momento, con gesto preocupado, las labores de rescate de los albañiles, que duraron dos horas y cuarto.

En el momento del desplome, los albañiles estaban al parecer reforzando algunas de las zapatas sobre las que se sustentan los pilares de la vivienda, según señalaron compañeros de los heridos. «Cuando hemos llegado, se les oía gritar», señaló uno de ellos.

Sin embargo, fueron dos perros de la unidad canina de los bomberos los que hallaron el lugar exacto en el que estaban atrapados los trabajadores. Ramón, el más joven de los dos, resultó con heridas de menor gravedad, aparentemente, mientras que el otro, Joaquín, se lesionó los brazos. Ambos fueron trasladados a centros sanitarios de Zaragoza sobre las dos de la tarde, el primero en ambulancia, y el segundo en el helicóptero del 112.

RESCATE MANUAL // «Ha sido un rescate complicado, se ha hecho todo manualmente», relató el cabo Luis Jesús Collado, de los Bomberos de Calatayud, los primeros en llegar al lugar del suceso. «Gritaban pero no conseguíamos entenderles y entonces les preguntábamos cómo se llamaban para saber dónde buscarlos», explicó.

Poco a poco, primero con ayuda de una grúa y luego a mano, se fueron retirando cascotes de todos los tamaños hasta llegar a ellos. «Lo primero que hemos hecho ha sido darles de beber», añadió.

El inspector jefe del servicio provincial de Bomberos de la DPZ, Eduardo Sánchez, explicó tras el rescate que un «triángulo de vida» formado bajo los escombros había salvado a las víctimas. Informó de que su extracción se realizó de tal forma que primero se liberó la cabeza y el torso, para pasar posteriormente a las piernas.

En las tareas de rescate estuvo presente Juan Antonio Sánchez Quero, presidente de la Diputación de Zaragoza, así como otros miembros de la corporación provincial.