Francisco Campos baja del taxi de Leticia Aliaga decidido, con paso firme. Sonríe. Desprende positivismo y actitud pese a que la vida le ha puesto en una situación difícil, pero se siente «muy bien» y sabe que lo va a superar. Este vecino de Morata de Jalón (Zaragoza) ha sido el primer paciente con cáncer de Aragón en estrenar el servicio de taxis para la radioterapia. «Estoy contento, porque además los médicos me dicen que todo va fenomenal», cuenta minutos antes de someterse a una sesión en el hospital Clínico de la capital para tratar su afección en una cuerda vocal.

Además de las buenas noticias médicas, Campos está «encantado» con el convenio entre el Departamento de Sanidad y la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en Aragón para poner en marcha este servicio de taxis, que optimiza recursos y, sobre todo, reduce considerablemente los tiempos de espera del paciente.

Hasta ahora, los traslados a Zaragoza (el único sitio donde hay servicio de radioterapia) se hacían en ambulancia. Y la vuelta a casa suponía horas «interminables» para los pacientes que, tras una sesión en el hospital, aguardaban «muchísimo tiempo» para volver a sus casas de nuevo. Francisco lo ha vivido en primera personas. «El miércoles de la semana pasada, sin ir más lejos, la ambulancia me recogió en Morata a las 9.00 horas, pero hasta las 20.00 horas no volví al pueblo», cuenta. Ese tiempo lo pasó con su mujer, «tomando algo», dice, y algo «cansado» por la sesión de radioterapia o quimioterapia, ya que Francisco se somete a las dos.

«El taxi es más cómodo, no hay comparación. Me recoge, en 45 minutos estamos en el Clínico y espera a que yo salga para regresar a casa. Llegar a comer y poder descansar con la siesta es positivo 100%. Estoy muy contento», precisa el aragonés. Ese rato de descanso del que ahora dispone es para él, y para los cerca de 70 pacientes que al mes se benefician de estos taxis, un receso en el camino de estos guerreros que pelean contra el cáncer.

RONQUERA INUSUAL

Campos llegó a esta situación tras una ronquera inusual y prolongada. «Cada vez notaba que hablaba peor, que no tenía la voz de siempre. Un médico me alertó de que no lo dejara pasar y me pidió pruebas», recuerda. «Cuando me miraron vieron que estaba prácticamente seca, me la limpiaron, me hicieron una biopsia y ahora está regenerando muy bien», cuenta.

No tiene miedo, está convencido de que esto es pasajero. «Me lo han cogido muy a tiempo, en su fase muy inicial, así que soy positivo. Hace dos meses no podía casi ni hablar», dice. Su mujer le ha acompañado en sus traslados en ambulancia y en las horas de espera, pero ahora el taxi de Leticia Aliaga, con sede en Brea de Aragón, da cierto alivio al matrimonio, ya que en poco más de tres horas Francisco está de vuelta a Morata de Jalón.

Esta conductora, que ya colabora desde hace meses con el traslado de los pacientes que necesitan diálisis, siente «mucho orgullo» de poder participar en esta iniciativa. «Estoy muy contenta porque esto es trabajo para mi, y eso siempre viene bien, y por otro lado porque poder hacer un poco más llevadero el día a día de estos enfermos me da mucha satisfacción», explica Aliaga.

Simpática y cercana con Francisco, se despide de él en el párking del Clínico. «Aquí te espero», le comenta. «Me gusta mucho tratar con ellos, me llena. Se crea una relación de confianza e incluso cercanía. Al final vivimos todos muy cerca y nos conocemos, así que si nos vemos en los pueblos nos saludamos o nos tomamos un café», explica Leticia. Ella, y todos los taxistas que forman parte del convenio, tienen permiso para poder estacionar en doble fila mientras esperan a los pacientes.

La distancia entre Morata de Jalón y el hospital son 65 kilómetros, lo que supone un trayecto de unos 45 minutos. Leticia es la conductora que le corresponde a Francisco porque es el servicio de taxi adherido al proyecto más cercano al domicilio del paciente. Además, como la casa de Campos es la más cercana a la sede del taxi, este vecino de Morata se convierte en el paciente 1 de la ruta. «Como solo Zaragoza tiene radioterapia hay que viajar, lo ideal sería poder ir a Calatayud», dice Aliaga.

«Estoy muy contento por ella, porque al final es trabajo y su forma de ganarse la vida. En casa también estamos más tranquilos, porque sé que a las pocas horas estoy de vuelta y mi mujer puede quedarse en el pueblo», reitera.

TRES POR VEHÍCULO

Por el momento, Francisco viaja solo en el taxi de Leticia, pero si en los próximos meses algún vecino de la zona requiere traslados a Zaragoza pare recibir radioterapia podría hacer uso de este vehículo, siempre y cuando entre en la ruta. El transporte podrá ser compartido hasta un número máximo de tres personas por coche.

El acuerdo entre Sanidad y la AECC tiene validez hasta el 31 de julio del 2020, aunque podrá ser prorrogado por periodos de hasta un año, con un máximo total de 4 años. El importe total, incluidas las dos prórrogas previstas, asciende a 4,1 millones de euros. «La puesta en marcha de esta iniciativa es un avance muy bueno y necesario. Las ambulancias funcionan bien, pero hay pocas para la cantidad de pacientes que, por desgracia, las requieren. Los tiempos de espera no son lógicos», considera Leticia. Ahora, al menos, un descanso mayor está garantizado para estos guerereros.