La restauración del órgano de la Iglesia de la Merced de Tarazona (Zaragoza) ha revelado que este instrumento no es barroco, del S.XVIII y obra del famoso organero Silvestre Tomas como se creía, sino renacentista, del S.XVI, comprado en 1665 al Monasterio de Fitero (Navarra) y que se desconocía dónde estaba.

Este cenobio de Fitero, uno de los primeros cistercienses, se deshizo de su viejo órgano en 1665, cuando construyó uno nuevo, y se lo vendió a la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced de Tarazona por "1.700 reales de plata", tal como figura en los protocolos notariales de Tarazona, explica a EFE la restauradora de este órgano, Crhistine Vetter.

De este "viejo" órgano no se sabía nada, hasta que se efectuaron los trabajos de restauración actuales, con una inversión de 180.000 euros, fruto de un convenio entre el Ayuntamiento, la Diputación Provincial de Zaragoza y el Obispado de Tarazona.

Los trabajos, que duraron doce meses, sacaron a la luz unas pinturas policromadas "muy coloridas y vistosas", que pusieron de manifiesto no solo la antigüedad del órgano, sino su singularidad y procedencia.

Este instrumento musical se creía que era obra de Silvestre Tomás, un organero de "mucha fama" de Zaragoza, pero en realidad lo que hizo el autor fue restaurarlo.

Una vez que salieron a la luz estas pinturas y tras buscar en los archivos, se llegó a la conclusión de que se trataba del órgano del cenobio de Fiterno, de un autor desconocido.

El órgano antiguo constaba de dos partes diferenciadas, una superior, de estilo renacentista y la inferior, que contiene el teclado, que es posterior y que puede corresponder al momento de su instalación en la tribuna en la que se ubicó.

A lo largo de los años, el instrumento sufrió varias intervenciones que destruyeron parte de sus componentes con la consiguiente pérdida de su originalidad.

La primera restauración se produjo en el momento de su montaje o poco después; la segunda, la de Silvestre Tomás de Rocaberdi, que supuso un importante cambio en la concepción y el estilo, y, posiblemente, una más en el siglo XIX, cuando se enmascaró su policromía original y se pintó de un color "bastante feo", marrón oscuro, como el coro, afirma la restauradora.

En la restauración actual, a cargo de Órganos Moncayo, se ha realizado una "escrupulosa" intervención en el secreto, que es el corazón del instrumento, y un control exhaustivo para asegurar su conservación y funcionamiento a largo plazo; se ha restaurado la mecánica y se ha reconstruido el teclado según el estilo del autor y su época.

También se ha reconstruido la tubería, ya que solo se conservaban 221 de los 1.042 existentes; los dos fuelles de aire y el mueble, y se ha realizado una copia del banco para el organista orientado a los antiguos de la época, afirma.

La restauración se ha realizado de forma artesanal, con materiales que van desde la madera a la piel pasando por el hierro o el plomo y el estaño.

Órganos barrocos hay muchos, pero cada uno tiene su peculiaridad, en este caso que está construido sobre otro más antiguo, una obra que "no se encuentra tan fácil".

La policromía que ha aparecido es "muy bonita", presenta escudos, e imágenes de Santa Cecilia y Santa Filomena, en tonos azules, rojos y amarillos y sobre todo mucho oro, ha explicado.

El órgano mide aproximadamente unos cuatro metros y medio de alto y tres de largo, tiene 1.042 tubos, que son los mismos que había cuando fue restaurado.

Durante "80 ó 100 años" ha sido un órgano mudo, ya que nunca había sonado. Para hacerse una idea, la restauradora explica que el organero del pueblo, que tiene ahora 87 años, tan solo recuerda haberlo oído tocar de pequeño cuando era monaguillo y de aquella "sonaba muy mal".

El órgano restaurado, que hoy ha recibido la visita del alcalde de Tarazona y presidente de la Diputación de Zaragoza, Luis María Beamonte, se inaugura el próximo el sábado día 13 con un concierto de Ayre español.

Esta restauración fue fruto de una colaboración entre Diputación de Zaragoza, Obispado de Tarazona y Ayuntamiento.

La Iglesia de la Merced, del siglo XVI, está en el centro de Tarazona y fue un antiguo convento de Mercedarios.