Más de dos décadas de reivindicaciones están a punto de pasar al olvido en el tramo de la N-232 entre Figueruelas y Gallur. Ni siquiera el coronavirus ha impedido que el plazo de finalización se vea afectado y si lo hace será mínimamente. El compromiso de las contratistas era que estuviera antes de final de año, la previsión en primavera era de culminarlo en otoño y, al ritmo al que avanzan los trabajos ahora, el estreno definitivo podría llegar a finales de noviembre o la primera quincena de diciembre.

De momento, según ha podido saber este diario, más de un centenar de operarios trabajan en unas labores de remate que son igualmente visibles desde la zona contigua por donde circulan a diario miles de vehículos, en el trazado de la todavía presente N-232 entre Figueruelas y Gallur. Y en los próximos días, aún se hará más palpable, ya que la próxima semana o la siguiente empezarán las máquinas a asfaltar buena parte de la calzada que ya se dibujan en el terreno. Estos días, diferentes grupos de operarios preparan el terreno con el fresado o la colocación de biondas o colocación de señalización que dan forma al trazado de la futura A-68. Avanza «dentro del plazo previsto», aseguran las fuentes consultadas, y a finales de año será una realidad por fin.

La apariencia actual nada tiene que ver con el tramo que sigue y que en el 2022 conectará con Mallén. El nivel de ejecución es muy inferior en la zona de trabajos en la que ayer se produjo un nuevo accidente mortal. La N-232 se cobraba otra vida incluso en un tramo de línea continua que está en obras para dar solución, precisamente, a la siniestralidad vial que durante años ha acumulado este punto negro de la red.

El tramo entre Figueruelas y Gallur, cuya ejecución se desatascó en la segunda mitad del 2018 gracias a una modificación de proyecto que encareció la obra un 9,8% --se adjudicó por 41,5 millones-- ha sabido sobreponerse a las vicisitudes de la pandemia. La UTE formada por Ferrovial y MLN, a la que se encargó su materialización, solo sufrió el parón de 15 días impuesto en abril por el Gobierno central con el estado de alarma. Y ahora ha redoblado esfuerzos duplicando el número de trabajadores a pie de obra con respecto a los que había en primavera.

De hecho, solo el tramo entre la zona de servicio de Bonavia y el punto kilométrico a la altura de la ermita de Pedrola es el que va más retrasado. Pero forma parte de esa fase de remates que culminará en los próximos dos meses y medio. Y todos los accesos están a falta de esa capa de asfalto que empezará a llegar en los próximos días.