Miles de estudiantes madrugaron y prepararon ayer sus bolsas de plástico cargadas de litros de alcohol y de comida para pasar el día en el Parque de Atracciones de Zaragoza. Fiesta, diversión y ganas de pasarlo bien fue lo que unió a los universitarios en una jornada donde el buen tiempo estuvo presente. El tradicional botellón de San Pepe, el patrón de los ingenieros que se celebra desde el 2008 en la zona de los pinares de Venecia, fue el tema más comentado entre los jóvenes, ya que muchos de ellos aseguraron no estar bien informados. «No hemos sabido dónde íbamos a poder estar hasta que no hemos llegado aquí», aseguraron varios estudiantes. Y es que, por primera vez, el consistorio prohibió hacer botellón en las inmediaciones para evitar que se volviese a repetir la imagen del año pasado, con unos pinares (espacio natural protegido) cubiertos de restos de botellas, vasos y bolsas de plástico.

Por ello, el Parque de Atracciones en colaboración con los delegados que llevan a cabo la organización del patrón, decidieron dar cobijo a todas las personas que tenían ganas de fiesta. Dos fueron los espacios que se habilitaron para velar por la seguridad y el control del medio ambiente.

El primero de ellos, la zona gratuita de acceso libre con una capacidad para 2.000 personas donde los universitarios tuvieron una serie de restricciones, como la imposibilidad de poder entrar con botellas de cristal, al igual que el espacio «reducido» para la mayoría de ellos.

Por otro lado, la zona habilitada para aquellos que pagaron por la entrada (con un precio de 14 euros) también llamado como Ice Zone, con una capacidad de hasta 11.600 personas, pudieron disfrutar de una serie de extras como una zona más amplia, la posibilidad de poder entrar botellas de cristal, música en directo, concursos de disfraces, de guiñote y de futbolín, entre otros. «Hemos querido que estén todos dentro, ya que aquí lo podemos controlar y limpiar mientras que fuera no», subrayó José Luis Balaguer, responsable comercial del parque. Un aforo que no se llegó a superar, según la organización.

Cerca de las dos de la tarde, el bullicio se hacía notar entre la multitud. Más de 1.000 personas disfrutaron de una paella campestre en la zona del picnic, mientras que otros participaron en las diversas actividades y se montaron en las atracciones del parque. Los más tradicionales prefirieron beber hasta que el cuerpo aguantase y disfrutar de la verbena que comenzó a las 18.00 horas hasta las dos de la madrugada. Una juerga que duró más de 14 horas en la que solo los más valientes resistieron hasta el final.

Sin embargo, varias fueron las quejas por parte de los asistentes, ya que consideraron que los baños portátiles eran escasos: 4 para la zona gratuita y 28 para la de pago. «El año pasado no había tantas aglomeraciones en los baños y se estaba mejor en la zona», aseguró Álvaro, un estudiante de ADE.

En ediciones anteriores, se llegaron a recoger cerca de 10 toneladas de basura. Con esta nueva medida se aseguró que el exterior se mantuviese limpio. Para ello, el propio parque fue el encargado de limpiar los residuos que se iban generando. Algunos estudiantes, como es el caso de Valentina, están conciendados de lo que supone la contaminación del medio ambiente. «Obligo a mis amigas a llevar bolsas de basura para recoger nuestras cosas», contó la universitaria.

En definitiva, una fiesta que pudieron disfrutar los universitarios, pese a los nuevos espacios.