Encontrar un local abierto en la zona de El Portillo, el nuevo entorno del CaixaFórum, podría ser una tarea parecida a la de encontrar agua en el desierto si no fuera por la existencia de la avenida Anselmo Clavé. Esta vía es la única en la que se pueden ver todavía algunos negocios abiertos que dan vida a la zona. Por detrás de la antigua estación: un par de negocios con vida. A los lados, desierto, y vías abandonadas. Un muro separa la avenida del resto de la actividad económica. Y los comerciantes lo notan.

A pesar de la exitosa primera semana del museo, la revitalización de la zona no llega. La hostelería parece aumentar la caja, pero no lo suficiente. Li Zheng, propietario del bar Odisea reconoce que dentro de la cafetería todo está igual, no han notado nada aunque por fuera el tránsito es mayor. "Eso está todos los días lleno porque tiene cafetería dentro, pero no viene más gente", afirma.

Clientela nueva

Otros tienen más suerte. Kevin Abad, propietario del bar El Bocadillo, está satisfecho con la gente que ha entrado al bar esta semana, sobre todo por la tarde noche, aprovechando el buen tiempo y la terraza. "Se nota que hay clientela nueva además de los de siempre, y eso es bueno", explica. "Para la zona es algo que vendrá bien, pasa más gente, incluso el bus turístico se deja ver por aquí". El bar Rose, situado al lado de El Bocadillo, también tiene más suerte. Daniel Carlán, empleada del establecimiento, dice notarlo bastante. "Hay más gente, sobre todo turistas. Ha subido la caja y esperamos que la cosa siga así". Desde luego, en algo coinciden todos los hosteleros, cuanto mejor le vaya al recinto cultural, mejor les irá a ellos.

Los negocios que no tienen que ver con la hostelería lo ven mucho más difícil. Óscar y Susana Martínez de la frutería Primera Línea no notan más afluencia. "Como es obvio la gente no va al CaixaFórum y luego vienen a comprar verdura, aunque serían bienvenidos". Esta es la parte que demuestra que la actividad cultural no puede contribuir tan directamente a reanimar la actividad económica de Anselmo Clavé ni de El Portillo. ¿Hasta qué punto se va a notar? Nosotros abastecemos a la gente del barrio, pero esperamos que el centro sea un nuevo atractivo para la ciudad y se contribuya a crear una nueva ruta cultural, como ya existe una ruta de tapeo en Zaragoza", explica. El hotel Cesaragusta, colindante a la frutería de Óscar y Susana tampoco ha notado nada nuevo. "Aquí solo viene gente por motivos de trabajo", comentan desde recepción.

Para los que auguraban una transformación completa, de momento solo se puede demostrar una afluencia extraordinaria de gente por la zona. Un nuevo atractivo que quién sabe si con el tiempo llegará a producir un punto de inflexión.