Una investigación de la Policía Local de Pedrola permitió detectar en una finca abandonada del municipio un negocio de peleas de gallos y venta de marihuana, cuyo presunto propietario, un vecino de Alagón de 39 años, fue detenido anteayer por la noche por la Guardia Civil. Según fuentes del instituto armado, ya está en libertad, investigado por maltrato animal y por un delito contra la salud pública.

Curiosamente los agentes pedroleros no andaban buscando gallos, sino perros, cuando fueron al lugar, según explicaba ayer el oficial jefe del Cuerpo, David Mateo. Hace unos días fue encontrado en el pueblo un galgo abandonado con signos de maltrato y desnutrición, y sus pesquisas, en colaboración con asociaciones de protección animal, condujeron anteayer por la mañana a la finca, ubicada en realidad en el término municipal de Figueruelas, pero a escasos dos metros de su demarcación.

Al llegar a la finca con su compañero Javier Tarín, explicaba Mateo, les llamó la atención «el fuerte olor a marihuana», cuyo origen descubrieron en seguida porque las plantas -al final eran 52-, eran de dos metros de altura y sobresalían, junto al toldo de tela del recinto donde estaban.

Además de la plantación, los agentes vieron un gallo muerto y con heridas, por lo que dieron aviso a la Guardia Civil, para que tomase el control del asunto al tener las competencias.

Los agentes del instituto armado en seguida dieron con el propietario de la finca, que les dio permiso para acceder.

RING / Ya en el interior, en el corral, constataron la existencia de la notable plantación de marihuana, a punto de dar cogollos y con un sistema de riego por motobomba. Y además hallaron 25 gallos con las crestas recortadas y las patas desplumadas, cuyas heridas hacían indicar que se utilizaban para organizar peleas.

A escasos metros pudieron constatar este extremo, ya que bajo un cobertizo había organizada una completa sala para veladas de combate. No faltaba un ring improvisado, cuajado de plumas, bancos y sillas para el público (incluso con asientos de reservado) y un bar, con ofertas de bebidas y comidas para la concurrencia. Tal como estaba organizada la sala, y por las abundantes latas de refresco por el suelo, daba la impresión de que el negocio tenía bastantes espectadores, pero no había lista de clientes o socios que permitiera más imputaciones.

Los agentes hallaron además una sala con herramientas para procesar la marihuana, y también un perro en malas condiciones higiénicosanitarias. Pero se trataba de un pastor alemán, no de un galgo como el que propició el descubrimiento del lugar.

La Guardia Civil localizó y arrestó la misma noche de anteayer al presunto responsable, al que ya conocían por antecedentes policiales, y tras comparecer ante el juez quedó libre.