La Policía activó en la madrugada de ayer el protocolo por el hallazgo de artefactos explosivos, por una bomba hallada junto al pabellón José Garcés, en el barrio zaragozano de San José. El dispositivo resultó no tener carga explosiva, por lo que los investigadores tratarán de determinar quién lo depositó allí y si se trata de una broma pesada o de un aviso más serio. Hasta el cierre de esta edición, nadie había reivindicado la colocación.

Un vigilante del pabellón fue quien, según fuentes policiales, dio aviso del hallazgo del aparato, en una papelera cercana al recinto deportivo, cerca de las 4.00 . Dio un aviso de bomba ya que, en apariencia, tenía todos los elementos necesarios: un reloj temporizador, una caja y unas luces, alimentadas por una pila de petaca. Pero en su interior no había ni pizca de explosivo ni metralla.

Pero esto se supo más tarde, así que en un primer momento se movilizaron todos los efectivos necesarios para una amenaza real: Los Técnicos en Desactivación de Explosivos (Tedax), con su robot, la brigada de Información y patrullas de Seguridad Ciudadana para acordonar la zona, auxiliados por efectivos de la Policía Local y también por los Bomberos de Zaragoza, ante una posible detonación.

Finalmente, los técnicos comprobaron que el artefacto era falso, por lo que desactivaron el protocolo y se centran ahora en averiguar, con los investigadores, quién puede ser el responsable de su colocación.

PRECEDENTE Los bromistas, si lo son, cuentan con un mal precedente en Huesca, donde la Policía arrestó, el pasado mes de noviembre, a dos menores por haber puesto otro falso artefacto cerca del monumento de las pajaritas en el parque Miguel Servet. Les imputaron un delito de desórdenes públicos, por haber causado el pánico y obligado a desalojar el parque.

Los menores aprovecharon el revuelo que había causado la colocación de un artefacto casero en la basílica del Pilar de Zaragoza, el dos de octubre. Cuando aún no habían sido detenidos los anarquistas presuntamente responsables de ello.