Más de 500 toneladas de roca y tierra se desprendieron ayer de un cerro sobre la nacional N-234, en la salida de Calatayud sentido Soria, a tan sólo un kilómetro del casco urbano. El incidente se produjo sobre las nueve de la mañana, cuando afortunadamente no circulaba ningún vehículo por la zona.

La carretera, que comunica Sagunto y Burgos, a través de Teruel, Calatayud y Soria, permanecerá cortada durante al menos una semana, obligando a los vehículos pesados a dar rodeos de más de cien kilómetros. Los geotécnicos del Ministerio de Fomento deben determinar si existe riesgo de nuevos desprendimientos en la zona y adoptar una solución, que previsiblemente será la voladura de las rocas restantes.

ITINERARIOS La circulación de turismos se ha desviado por el casco urbano bilbilitano, exactamente por la calle de la Rúa y la antigua carretera de Soria que conecta con la N-234 en el paraje de Ribota. El mayor problema radica en los vehículos pesados, que se verán obligados a dar grandes rodeos. Durante el día de ayer se desvió a los camiones por carreteras secundarias entre Ateca, Villalegua y Cervera de la Cañada --unos 45 kilómetros más-- pero es un trazado que no está preparado para el tráfico pesado. Las otras alternativas implican dar rodeos en algunos casos de más de cien kilómetros, bien a través de Almazán (Soria) desde la autovía A-2 a la altura de Monreal de Ariza, o bien desde Zaragoza hasta Soria, pasando por Tarazona.

Según los técnicos consultados por este diario, las causas del desprendimiento podrían radicar en las bajas temperaturas de los últimos días. La explicación es la siguiente: el agua se introduce en la estructura de los yesos y sulfatos que componen fundamentalmente estos cerros, y al congelarse aumenta su volumén provocando un efecto cuña que rompe las rocas.

Concretamente, el cerro caído está situado en una zona con importantes farallones --grandes rocas salientes--, que al quebrarse caen con fuerza arrastrandro las piedras que cogen a su paso. La mallas de protección colocadas hace cuatro años por Fomento --con un presupuesto de unos 400.000 euros-- no fueron suficientes en esta ocasión para contener la fuerza de las rocas.

Según Fernando Munilla, ingeniero de caminos del ayuntamiento bilbilitano, la protección colocada por el ministerio sirve para sostener pequeños arrastres de tierra, pero es insuficiente para cargas como la de ayer, por lo que la voladura del cerro se antoja como la solución.