La firma aragonesa Destilerías San Valero ya es capaz de generar energía sostenible a partir de los residuos alcohólicos de baja calidad que se producen durante el proceso de destilación. Sus instalaciones de Cariñena albergan una innovadora planta piloto financiada en buena parte por la Unión Europea. Por eso, los supervisores del proyecto comunitario se desplazaron ayer hasta Cariñena para comprobar in situ el desarrollo y los avances técnicos de esta iniciativa pionera.

De hecho, se trata de la primera instalación que aprovecha las purgas -los residuos alcohólicos de baja calidad que se producen en la destilación- para convertir su hidrógeno en energía eléctrica. Además de la empresa aragonesa, participan en este proyecto cuatro entidades de la comunidad Valenciana. La iniciativa comenzó en octubre del 2016 y concluirá en diciembre de este año, con un presupuesto de 1,5 millones de euros cofinanciados al 60% por el programa europeo. Las conclusiones no se presentarán hasta la finalización del proyecto.

Lo que se pretende es poner en marcha la planta para saber hasta qué punto es viable y rentable generar electricidad con esta tecnología. El proyecto permitirá a Cariñena ser la punta de lanza de esta nueva tecnología dentro del sector

El objetivo principal del proyecto LIFE 15CCM/ES/000080 Ecolectricity es producir hidrógeno con residuos alcohólicos y generar con él electricidad, alimentando una pila de combustible.

Unos 40 socios, entre ellos firmas como Bodegas San Valero, Grandes Vinos y Viñedos o Bodega Pirineos, forman parte de la cooperativa de segundo grado, que se dedica a recoger los residuos que se generan durante la elaboración del vino para transformarlos en alcohol. La sociedad, fundada en 1957 y con una treintena de trabajadores, produce diferentes alcoholes que luego vende a empresas que elaboran licores, cosméticos, combustibles o disolventes.