A las 9 de la mañana ya había gente merodeando por las entradas del Mercado Central de Zaragoza. No regalaban nada. No había ofertas especiales. Ni era el día sin IVA. Era la hora a la que se levantaban las persianas de la lonja después de dos años cerrada y en obras. La expectación de ver cómo lucen sus nuevos y modernizados puestos y de descubrir el renovado mercado fue tal que había momentos en los que era difícil moverse entre sus pasillos y había que ir sorteando curiosos, carritos de la compra y paseantes para poder observar cada detalle. Lo de comprar también requería de una dosis de paciencia. A las 13.00 horas ya habían entrado al recinto más de 12.000 personas y por la tarde el ritmo no decayó, según los detallistas, que hablaban de récord con más de 20.000 visitantes.

Los detallistas no daban abasto. En su primer día no han parado de recibir felicitaciones por lo «bonito» (la palabra del día) que ha quedado este majestuoso y centenario edificio que diseñó Félix Navarro. Todos coincidían en que el mercado era «más luminoso», «más espacioso», «más limpio» y «más moderno». Unos calificativos que se escuchaban en los corrillos y los puestos, como el de José Luis López, de Pescados José Luis, que en tres horas ya había vendido la mitad del atún de 43 kilos que lució el miércoles en la inauguración. ¡Casi nada! «Solo me queda la mitad», decía bien sonriente en un mostrador sin un hueco libre, como si de una barra de bar se tratase, pero con lubinas y merluzas.

Lo mismo sucedía en los bares, una de las principales novedades de la reapertura y que ha tenido una gran acogida. Este viernes abrirán su primer velador (hay otros pendientes de licencia) con unas 40 mesas en la zona de los arcos de hierro donde se ha instalado un «set de asistencia» con una máquina de café y una nevera.

Para los que prefieran hacer la parada en el interior de la lonja también tienen la opción. José Fermín Carrasco ha sido uno de los que las ha estrenado. «No somos de comprar aquí porque vivimos lejos, pero hoy hemos venido solo para ver cómo ha quedado y ya de paso estamos probando los bocatas que hacen», decía cerveza en mano.

En estas cuatro esquinas no solo se servirán cafés, cañas y vinos acompañados de unas tapas, sino que aquellos que lo deseen podrán comprar en los puestos y solicitar en los bares que le hagan un chuletón al punto, unas costillas de ternasco o unas sardinas a la plancha. Todo al gusto del consumidor y bajo el mismo techo de madera.

Todavía está por decidir si podrán contar con más de un velador. Servicios Públicos sigue estudiando si autoriza la instalación de una segunda zona para colocar mesas y sillas al principio de la calle, esquina con Manifestación, y también queda por resolver qué sucederá con los arcos de hierro, porque Zentral Abastos, la adjudicataria de la oferta gastronómica, quiere cerrarlos para aislarlos e instalar una pequeña barra de bar. Al estar declarados como Bien de Interés Cultural (BIC) es la Comisión Provincial de Patrimonio la que tiene que avalar la propuesta.

Entre tanta gente había muchos despistados que dedicaron un buen rato a encontrar los puestos que ya tenían fichados en el mercado provisional, o antes del cierre por obras del de Lanuza. «Acabamos de entrar y estamos ubicándonos», comentaba María Pilar Royo, sorprendida en el centro de la lonja. «Esto si que no me lo esperaba yo, pero está muy bien», añadía antes de emprender el camino.

Carmen, de Carnes y Menuceles Antonio y Carmen, con un privilegiado puesto doble en la entrada de acceso sur, lucía género y espacio. «Entra, entra, que esto es como una plaza de toros comparado con el que teníamos en el mercado provisional», comentaba mientras preparaba un pedido tras otro. «Llevamos así desde las 9 de la mañana. Había gente en la calle esperando para entrar», decía entre la alegría del estreno y el estrés de la avalancha de compradores. Según decían, la mayoría eran los de siempre, los de toda la vida, pero entre tanto curioso alguno que otro acababa picando en más de un puesto, de los 69 que hay abiertos .

DE PUESTO EN PUESTO / Con el carrito lleno iban Alicia Poca y su hija Cristina Bened. Son de las habituales en el mercado y ayer aprovecharon para hacer una buena compra. «No nos entra nada más, pero yo aún tengo una bolsa para meter alguna cosilla», decía Alicia mientras enseñaba su bolso, con abundante espacio para cargar algo del puesto de carne. De ahí a casa porque la verdad es que la aglomeración generaba cierto agobio. «Me sobra gente», decía Cristina, a quien le llamó la atención el frío que hacía en el interior de la lonja. «¿No decían que iba a estar climatizado?», se preguntaba. Y así es, pero las puertas de acceso no tenían momento para cerrarse.

Además de esta mejora, el mercado también cuenta con tres ascensores para personas con movilidad reducida. Además, uno de ellos conecta directamente con el aparcamiento subterráneo de César Augusto.

  • 78 puestos, nueve aún sin dueño: El Mercado Central de Zaragoza ha vuelto a abrir sus puertas con 78 puestos y una distribución diferente, con un pasillo central y dos laterales que pueden observarse desde la calle. En total hay 13 dedicados a la carne, 11 a alimentación variada, siete a pollerías y platos precocinados, 12 a pescados y congelados, 13 a frutas, verduras y flores y tres menuceles. El número de empleados en la lonja pasa de los 250 a los 350 y los cuatro bares -y sus veladores- abrirán los siete días de la semana.
  • Abiertos de lunes a viernes: El horario para los puestos será de 9:00 a 14:00 horas y por la tarde de 17:00 a 20:00 horas, aunque algunos comerciantes ya van a poner en marcha el horario ininterrumpido para ofrecer un mejor servicio. Los bares estarán abiertos desde las 6:00 de la mañana hasta la 1:30 todos los días de la semana, ampliando a las 2:30 víspera de festivo. Así, los sábados por la tarde y domingos durante todo se mantendrá abierto y albergará una programación cultural especial.
  • Un recorrido por la historia de la lonja: Para los puestos vacantes se han preparado exposiciones con diferentes propuestas temáticas que hacen referencia a la historia delMercado Central. En algunos de los espacios se ha jugado con fotos de los años 60,70 y 80 que recuerdan cómo estaba la lonja en esa época. Además de las primeras imágenes y mapas del arquitecto Félix Navarro. Los 42 tarjetones originales y esmaltados del arquitecto Navarro se han restaurado y colocado en su lugar.