Investigadores del Departamento de Desarrollo Rural del Gobierno aragonés han identificado hasta veinte especies de murciélagos en el paisaje protegido de los Pinares de Rodeno, en Teruel, entre ellas dos de cuya presencia no se tenía constancia en Aragón.

Según informa el Gobierno aragonés, el número de especies registrado en los estudios sitúan a este espacio natural protegido como el lugar "más relevante" para la conservación de quirópteros dentro de la Red Natural de Aragón.

Entre estas especies se ha constatado, por primera vez, la existencia de ejemplares del murciélago hortelano mediterráneo, de los que se han capturado cuatro machos que no crían posiblemente procedentes de Levante.

También se ha verificado la presencia de las únicas poblaciones conocidas en Teruel de las dos especies de nóctulos, uno pequeño (nyctalus leisleri) y otro grande (nyctalus lasiopterus), considerado uno de los más raros de Europa y que puede alcanzar hasta medio metro de envergadura y 80 gramos de peso.

En España, este murciélago está citado en lugares muy dispersos como son los bosques maduros de Galicia o Cantabria, Doñana, un parque urbano de Sevilla, Los Alcornocales o, en el Alto Aragón, el Parque Natural de Los Valles Occidentales y el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.

Se da la circunstancia de que se ha constatado que los ejemplares machos permanecen en los Pinares de Rodeno todo el año, mientras que las hembras se van a criar a un sitio de paradero desconocido, para regresando en septiembre, cuando se producen los apareamientos.

Otras especies destacadas en Rodeno, aunque no tan raras, son el murciélago de bosque (Barbastella barbastellus) y el orejudo dorado (Plecotus auritus) de colonias sedentarias con machos y hembras.

El inventario científico está basado en capturas con redes japonesas en balsas estacionales donde acuden a beber durante la noche u obtención de registros acústicos con ayuda de grabadoras automáticas que recogen ultrasonidos de voz que deben ser analizados con ordenador en laboratorio.

También se ha realizado una inspección interior de refugios y huecos de árboles mediante microcámaras endoscópicas, anillamiento científico y marcaje de 25 ejemplares de nóctulo grande con radioemisores.

Estos sistemas han permitido conocer sus movimientos y localizar 17 refugios naturales ubicados en orificios forestales creados por pájaros carpinteros, en su mayor parte en el tronco de pinos que anteriormente habían sido resinados.

En uno de estos orificios podrían entrar, dependiendo del tamaño interior y del agujero de entrada, hasta 25 ejemplares.

Los responsables del estudio destacan la importancia que tienen para la conservación de la biodiversidad los llamados bosques "viejos o maduros", es decir, con árboles de avanzada edad, muertos o dañados con madera en descomposición.

Masas forestales fundamentales para la protección del hábitat de no sólo estos murciélagos de bosque, sino también para insectos xilófagos o para numerosas aves que aquí crían como el trepador azul, el carbonero garrapinos, el herrerillo capuchino, el agateador o el abundante colirrojo real.

Son especies insectívoras que controlan las plagas de insectos que afectan a la salud de los bosques, y que también se aprovechan de las cajas nido existentes.

Sin embargo, según los expertos, resulta más barato respetar en los aprovechamientos forestales estos árboles viejos que adquirir cajas nido.