Agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de Huesca han detectado hasta 98 infracciones en 24 explotaciones porcinas de la provincia, algunas de ellas con un efectos nocivos para el hombre. La operación se realizó el pasado 29 de noviembre, con la colaboración de veterinarios designados por la DGA. Y se centró en empresas de cebo, de ciclo completo e integradas que ya habían despertado sospechas.

La mayoría de las irregularidades se constataron en la administración de medicamentos --42-- y en deficiencias en las infraestructuras --25--. Tal y como explicó a este periódico el jefe del Seprona de Huesca, el alférez Arturo Notívoli, muchas de las conductas se debieron al empleo de recetas médicas caducadas y a tratamientos en los que, o bien se carecía de prescripción facultativa, o bien ya habían prescrito pero se seguían realizando. En algunos casos, los ganaderos no anotaban en los libros de explotación obligatorios los tratamientos suministrados.

Estas prácticas pueden tener una incidencia en los ciudadanos que se exponen a un consumo muy continuado de los compuestos. "Algunos de los medicamentos que se estaban dando a los cerdos para uso médico pueden tener consecuencias sobre el sistema inmunológico y crear defensas contra algunos antibióticos que empleamos para el tratamiento de enfermedades. Es muy importante que antes de matarlos se haya contado con el tiempo necesario para que los animales eliminen todos los compuestos. Y eso no se ha hecho en todos los casos", apuntó Notívoli.

En lo referente a las infraestructuras, se comprobó que algunas balsas de purines "estaban sin permeabilizar", que "algunos cadáveres se dejaban tirados a la exposición de la carroña", que no existían vallados o redes en las ventanas que impidieran el acceso de animales "con capacidad para transmitir enfermedades" o, incluso, que los vados carecían de desinfectantes para las ruedas de los vehículos.

Sin embargo, a juicio del jefe del Seprona, estas prácticas no obedecen a un deseo de aumentar el peso de los marranos. "Creemos que muchos casos se han producido más por dejadez que por deseos de engordar al ganado", agregó Notívoli.

Ahora, la Dirección del Servicio Provincial de Agricultura y Alimentación deberá establecer las sanciones para los infractores, que serán administrativas.