La Policía Nacional detuvo el miércoles en Zaragoza a dos hombres de 21 y 27 años que se hacían pasar por comerciales de empresas eléctricas para sacar dinero de los vecinos en sus casas, por lo que a ambos se les imputan delitos de estafa y falsedad documental.

Los presuntos estafadores concertaban citas por teléfono para no despertar sospechas en las víctimas al presentarse de improviso. Así, M. G., de 21 años, y H. E., de 27, se presentaban en los domicilios de los afectados como comerciales de una empresa conocida de suministro de la luz. Lo hacían con acreditaciones falsas y una indumentaria adecuada a su labor.

En estas visitas conseguían ganarse la confianza de los inquilinos de las viviendas, de manera que estos les abonaban una cantidad de dinero mediante un documento bancario, como una libreta o una tarjeta. En ese momento, los detenidos aprovechaban para visualizar el código secreto y sustraer al descuido el medio de pago utilizado, devolviendo a la víctima un documento muy parecido e incluso efectos personales.

Unos agentes de la comisaría de distrito de San José de la capital aragonesa llevaron a cabo la detención de ambos en la zona en la que se produjo su última estafa. Los policías sospecharon de la presencia de los dos individuos, a quienes se les intervino múltiple documentación bancaria y documentos falsos, el vehículo con el que se habían desplazado a Zaragoza y una tableta con la que simulan las operaciones de pago y formalización del servicio domiciliario.

A los detenidos se les imputan dos hechos ocurridos en mayo del 2018 en Zaragoza, siendo identificado como autor M. G., a quien no se pudo localizar y detener en ese momento porque su documentación era falsa. Y otro cometido recientemente, el pasado día 15 de febrero, en el que la víctima sufrió la sustracción de 7.000 euros en una entidad financiera próxima a su domicilio.

En el posterior registro de la habitación del hotel que utilizaban en la capital aragonesa se localizó el pasaporte que utilizaba M. G. para eludir su correcta identificación. Sobre él pesaban ya dos órdenes judiciales de detención.

El carácter itinerante de este tipo de estafadores, cualquiera que sea su especialidad (tocomocho, estampita o estas variantes modernas) dificulta tanto su localización como mantenerlos apartados de la gente, pues sus presuntos delitos se diseminan por juzgados de toda España, y no en todas ellas se les identifica.

En los últimos años están ganando peso este tipo de estafas a domicilio, bien sean los falsos técnicos (de luz, gas, etc.), bien asistentes sociales o bien utilicen la excusa, simple pero efectiva, de pedir un vaso de agua para entrar en los hogares.