La madre del niño parapléjico que murió durante el incendio de su vivienda del barrio zaragozano de Oliver, en julio de este año, ha sido detenida como presunta autora de un delito de homicidio imprudente. Tras tomarle declaración en la Jefatura Superior de Policía de Aragón, los investigadores la pusieron en libertad a la espera de que el titular del Juzgado de Instrucción número 12 de Zaragoza, Alfonso Tello, la cite ante él. La joven, de 24 años, insistió en que aquel día no empleó la cocina.

Hasta ahora, esta joven de origen rumano, Irina N., había sido tratada como testigo, si bien el cambio de su situación personal a efectos penales se ha derivado del informe que han realizado los fabricantes de la vitrocerámica origen del fuego. Según ha podido saber EL PERIÓDICO, los técnicos de la marca Teka aseguran que es necesaria una acción humana para activar el mando del electrodoméstico en la posición 1 -aunque visiblemente estaba en el número 2-. También resaltan la «necesidad» de «depositar sobre la placa un elemento inflamable que a posteriori transmitiría el fuego al resto de la cocina».

ACEITE

De hecho, en la vitrocerámica retirada se apreció una filtración de aceite al interior de esta que, según el peritaje, requiere un derrame de este líquido durante un tiempo prolongado. De hecho, la Brigada de Policía Científica apuntó a un trapo o tela impregnada en aceite según los elementos recuperados.

Otra cuestión que señalan los técnicos es que este aparato eléctrico de uso doméstico no puede generar llama por sí misma, necesitando de un elemento combustible que, sometido al calor de la placa, genere el fuego. También insisten en que no hubo ningún tipo de fallo técnico y, por tanto, concluyen que se descarta la combustión espontánea que señalaba Irina N., quien aseguró que ella no utilizó la vitrocerámica porque no cocinó aquel día.

Una serie de circunstancias que para el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional hace pensar que «son actos llevados a cabo» por la madre del niño, si bien consideran que «no evidencian ningún ánimo homicida, aunque sí actúa de forma negligente». Resaltan que la incapacidad del 97% del menor, que tenía 9 años cuando ocurrió esta tragedia, hizo imposible que este pudiera eludir el fuego o avisar de lo que estaba ocurriendo.

TIEMPO

Los investigadores también han podido determinar el tiempo que la madre del niño permaneció fuera de la vivienda del número 92 de la calle Antonio Leyva. Consideran que estuvo sobre una hora en el exterior de la misma, teniendo en cuenta que, tal y como afirmaron desde Teka, para llegar a la temperatura máxima se necesita aproximadamente media hora desde su encendido. Se basan en que la temperatura máxima que alcanza un aparato de estas características es de 227 grados centígrados y los 220, mientras permanezca encendida.

La Policía descarta los diez minutos que Irina N. señaló haber estado fuera de su domicilio, ya que realizada una breve reconstrucción de los hechos, resaltaron que tuvo que desplazarse en autobús (usando su tarjeta a las 20.37 horas) hasta un supermercado en la avenida Madrid, con un trayecto aproximado de veinte minutos. En el interior del mismo estuvo otros veinte minutos (hasta las 21.17 horas) y emprendió la vuelta, si bien señalan que este trayecto fue acortado por la urgencia de la llamada.

La joven siempre ha mantenido que desde el día anterior no había empleado la vitrocerámica y que la cocina se encuentra próxima a la entrada de la estancia en la que desarrollaba habitualmente sus labores. Una explicación que es cuestionada porque los sistemas de aviso o el calor que desprende no pasan desapercibidos.