La Policía Nacional sabía quién vendió a Luis Pedro Rocaful el arma desde el pasado viernes. Sin embargo, los agentes no le detuvieron hasta ayer cuando estaba previsto que llegara a Zaragoza procedente de Benicarló (Castellón), donde estaba disfrutando de las vacaciones.

Este hombre, M. J. A. , de 43 años, tenía la obligación de regresar a un centro de Remar donde está siendo tratado de sus adicciones. Fue en ese lugar en el que se arrestó.

Este hombre, vecino de la zona donde se encontraba el bar, es un viejo conocido de la Policía, ya que tiene hasta catorce antecedentes penales relacionados con el robo.

Hoy pasará a disposición del magistrado del Juzgado de Instrucción número 12 de Zaragoza, Alfonso Tello, por un delito de tenencia ilícita de armas y otro de tráfico. Este decidirá si enviarle a prisión o dejarlo provisionalmente en libertad. No obstante, Tello deberá inhibirse a favor del Juzgado número 5 de Zaragoza que es el que instruye el caso.

Ante el juez podrá declarar lo mismo que admitió en la Jefatura Superior de Policía de Aragón, donde dijo que sí le había vendido el revólver, así como las balas. La víctima pagó 600 euros por ella.

La unidad de Balística del Cuerpo Nacional de Policía sigue analizando si la pistola ha sido utilizada en algún otro acto delictivo o para concretar qué tipo de revólver es.

Luis Pedro Rocaful era un amante de rifles y pistolas, algo que sabían sus amigos y allegados. De hecho, el propio entorno familiar confirmó que ya con anterioridad había tenido un arma con la que había amenazado de muerte a su anterior pareja.