La Policía Nacional detuvo ayer por la tarde a un joven de 19 años después de que, supuestamente, prendiera fuego un nicho del cementerio municipal de Zaragoza. Hasta el lugar se desplazaron inmediatamente efectivos de los Bomberos de Zaragoza que extinguieron las llamas, aunque estas afectaron a otras sepulturas colindantes.

El Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Aragón se hizo cargo de la investigación, que apunta, inicialmente, a que el arrestado no tendría ninguna vinculación con el fallecido que estaba enterrado en el nicho que quemó. Podría tener las facultades mentales mermadas. Hecho que será corroborado por los forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA).

El tétrico suceso tuvo lugar sobre las 20.00 horas, momento en el que se activó la alerta que movilizó a los Bomberos, a la Policía Local y a la Nacional. La rápida actuación permitió arrestar al sospechoso en las inmediaciones al camposanto zaragozano.

No es la primera vez que el cementerio de la capital aragonesa sufre una profanación. En diciembre del 2018 aparecieron tres tumbas abiertas y los ataúdes extraídos. Uno de los cuerpos apareció en un contenedor y el cráneo de otro, en un nicho vacío. Estos hechos llevaron al consistorio entonces gobernado por ZeC a a revisar tanto las medidas de seguridad actuales como la ubicación de las cámaras de videovigilancia que graban durante las 24 horas las entradas del cementerio y el aparcamiento.

El último caso que se había registrado en Torrero ocurrió hace 14 años, cuando 84 tumbas fueron profanadas. Entonces, el sistema de vigilancia estática no funcionaba.