Los dos arrestados en Torres de Alcanadre, en la comarca del Somontano, por, supuestamente, llevar a cabo una modalidad de trata de seres humanos en las que combinaron la explotación de niños con simulación de partos han quedado en libertad. Fue la decisión de la titular del Juzgado de Instrucción y Primera Instancia número 2 de Huesca, María Begoña Miguel, tras ser puestos a su disposición por la Guardia Civil.

Como adelantó EL PERIÓDICO, los dos detenidos, ya fueron investigados, en agosto del pasado año, por la Policía Nacional después de que los sanitarios del hospital de Jaca descubrieran que esta pareja se iba a quedar con el niño de una parturienta de origen rumano. La Guardia Civil ha podido descubrir que antes de esos hechos, G. R. M. y R. M. I. I., de 40 y 36 años, habían explotado laboralmente a esta mujer y a sus dos hijos de 4 y 6 años.

La voz de alerta la dio la Fundación Cruz Blanca de Huesca, organización en la que estaban siendo protegidos tanto la madre como sus tres niños. La víctima les había explicado que, bajo coacciones y maltrato, fueron obligados a realizar trabajos por los que no se les remuneraba. En concreto, a montar enchufes.

Ante estos alarmantes hechos, agentes de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Huesca se desplazaron al lugar donde se encontraban acogidos para la recopilar datos y averiguar todos los detalles, dando inicio a la operación Sarcina TSH.

La investigación concluyó que la madre embarazada y sus dos hijos menores fueron traídos de Rumanía por un familiar de los supuestos autores que, abusando de su situación de necesidad familiar y económica, organizó un viaje a España con la promesa de un mejor futuro para todos ellos.

Una vez llegaron al domicilio de los supuestos autores, estos comenzaron a ser víctimas de explotación laboral, siendo obligados a realizar tareas domésticas y fabricar enchufes que eran vendidos, no percibiendo por ello ningún tipo de remuneración.

Además todos ellos quedaron retenidos, viviendo confinados en una habitación de 9 metros cuadrados de la casa y les arrebataron la documentación, desconociendo totalmente el idioma y bajo la amenaza de que en España era común robar niños en la calle siendo extranjeros.

AISLAMIENTO

Los supuestos captores les impedían la relación con terceras personas, aprender el idioma o tener acceso a la programación televisiva, lo que suponía su total aislamiento y que no pudieran conocer sus posibilidades de abandonar el encierro. Ante la negativa a obedecer lo impuesto por los supuestos autores, éstos proferían amenazas, llegando a incurrir en maltrato físico y psicológico.

Durante la detención se llevó a cabo un registro domiciliario en el que se localizó un ordenador portátil, teléfonos, varios enseres de menores, herramientas y material para la fabricación de los enchufes y diversa documentación. Por todo ello, han quedado imputados por un delito de trata con seres humanos, contra los derechos de los trabajadores y lesiones.