L a Guardia Civil ha cerrado con la detención de un jubilado en Valencia la operación que puso en marcha tras la intervención, a finales de septiembre, de un alijo de 323.780 paquetes de tabaco rubio de contrabando en un camión interceptado en la autopista en Fraga.

La Guardia Civil comenzó el pasado verano el seguimiento de varias empresas de transportes de Barcelona y Tarragona de las que se sospechaba que podrían estar dedicándose al contrabando de tabaco.

El 30 de septiembre, una unidad de los Equipos de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Comandancia de Lérida localizaba en Fraga un camión de matrícula portuguesa que había cargado su mercancía a primera hora de la mañana en un almacén de las afueras de Tarragona, a donde había llegado circulando por la autopista A-2. Tras recoger la mercancía, su conductor, D. P., un alemán de Oberhausen de 38 años y domiciliado en Tarragona, enfiló la ruta este. Al sospechar que el chófer se había percatado de la presencia policial, decidieron darle el alto.

Una vez interceptado, los guardias, a los que se unieron efectivos de la Policía Judicial de Huesca, descubrieron que en el remolque viajaban 238.280 cajetillas de Superking y 85.500 de Sovereing valoradas en 873.295 euros.

El género iba destinado al mercado británico, el más atractivo para los contrabandistas por los amplios márgenes que les ofrece la elevada presión fiscal a la que está sometido el tabaco en aquellos países: compran el paquete a precio andorrano --menos de tres euros-- y lo venden por debajo del inglés --en torno a seis--, con lo que, gastos de envío aparte, se embolsan 30 euros por cartón. La mercancía suele entrar en España por los puertos de Barcelona y Tarragona para salir hacia el Reino Unido por Bilbao, habitualemnte oculto en contenedores que simulan llevar otra mercancía.

Unos días después de la intervención del tabaco y la detención del chófer, la Guardia Civil arrestaba al presunto cerebro del envío, R. M. G., un vecino de Vinaixa (Lérida) de 56 años que oficialmente dirige una empresa de alquiler de maquinaria industrial.

Sin embargo, el camión utilizado para transportar el alijo no tenía como titular al chófer ni a su supuesto jefe. El dueño nominal del tráiler resultó ser un jubilado de Valencia que, tras ser detenido, reconoció que prestó su identidad para actuar como testaferro a cambio de dinero.

Las diligencias se encuentran en el juzgado de Fraga, que todavía no se las ha trasladado al fiscal.