El Gobierno de Aragón cifra en unos 80 millones de euros la inversión necesaria para dar «una solución estructural» a los problemas que generan las riadas del Ebro. Así lo afirmó ayer el presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, en la rueda de prensa que ofreció tras su reunión con el presidente del Ejecutivo estatal, Mariano Rajoy, en el palacio de La Moncloa. Una valoración que no tiene, por el momento, respuesta oficial.

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, recibió ayer un informe que trató con los secretarios de Estado y directores generales correspondientes, y presumiblemente el Consejo de Ministros de mañana abordará las correspondientes líneas de ayudas. Pero Lambán pidió a Rajoy ir más allá y dar una solución definitiva. En principio con buena disposición, ya que anunció una «próxima reunión» entre el consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad, Joaquín Olona, y la ministra de Agricultura y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, para tratarlas.

«He pedido que se declare la zona de urgente actuación con la dotación presupuestaria suficiente. Le he dicho que hay que ponerse manos a la obra para que ningun agricultor resulte damnificado por lo que acaba de suceder y que no repercuta en su hacienda. Además se tienen que reponer las infraestructuras agrarias destrozadas. Y le he urgido a acometer la limpieza de la ribera del Ebro en sus orillas y en el mismo cauce», resumió Lambán.

25 MILLONES EN DAÑOS / Según el presidente autonómico, el cálculo definitivo de pérdidas tardará en llegar, pero fuentes de la DGA valoraban a priori los daños agrícolas en 25 millones de euros. Estos corresponderían a las pérdidas en las hectáreas afectadas (19.000, 14.000 de ellas de cultivo), además de los desperfectos en infraestructuras. No incluirían los gastos de reposición, por ejemplo de motas.

Mientras las reuniones políticas de alto nivel comienzan a intentar resarcir a los afectados, el Ebro sigue su curso. En el caso de Zaragoza, con un nivel descendente, ya que con datos del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), ayer a las 20.00 horas la altura a su paso por Zaragoza había descendido a 4 metros, de los casi 5,4 que llegó a alcanzar. En la estación de Ascó registraba una altura de 5,56 metros y se esperaba un nivel estable, dado el desembalse continuo de Mequinenza.

Aguas arriba, en Aragón, la receta de Lambán para el futuro del Ebro coincide con la que llevan años pidiendo los municipios ribereños: limpiar el cauce y proteger los pueblos. Los alcaldes volverán a exponerlas ante el consejero Olona en una reunión prevista para el 25 de abril.

Ese día se celebrará en la Consejería de Desarrollo Rural una reunión programada con el responsable del área. «Se aprovechará para volver a solicitar la limpieza del río», manifestó ayer Luis Eduardo Moncín, alcalde de Pradilla y responsable de la Comisión de Municipios Afectados por el Río Ebro.

Moncín indicó que todavía no se ha podido llevar a cabo una valoración precisa de los daños. «Los campos siguen inundados y para saber el alcance de los daños hay que esperar a que baje el agua», explicó.

Con todo, aseguró que la combinación de calor y agua puede dar al traste con muchas cosechas. De momento, se han visto anegadas entre 15.000 y 20.000 hectáreas, de las que alrededor de 300 pertenecen a Pradilla.

Por su parte, Rafael Abenia, concejal de Agricultura de Quinto, indicó que ahora la mayoría de los afectados están abriendo pasos entre las parcelas, con 2.800 hectáreas anegadas, para acelerar la evacuación. «Se trata de que el agua esté el menor tiempo posible», dijo. Y añadió: «La alfalfa no sé, pero el trigo y la cebada están empapados y se va a pudrir todo». Abenia denunció que hace 15 años que se forman islas en el Ebro, lo que limita su capacidad de desagüe.