El consejero de Vertebración del Territorio, Movilidad y Vivienda, José Luis Soro, aseguró ayer que en el área de Turismo se van a «dejar la vida» para recuperar «hasta el último céntimo» de las deudas que ha generado la gestión de la UTE Hospedería Manzana Rueda en este establecimiento hostelero ubicado en Sástago.

Soro calificó de «desastre» la situación del cenobio y hospedería y señaló que los daños causados en las instalaciones ascienden a 277.000 euros. No solo se cortó la luz al albergue, sino que además el personal se declaró en huelga porque no cobraba. Además, dejaron de entrar visitas al claustro desde la pasada Semana Santa.

La Red de Hospederías de Aragón tiene 10 establecimientos, y los cuatro en que hay problemas son precisamente, según el consejero, los gestionados por Manzana Plus. Es decir, además de en Rueda, en San Juan de la Peña (cuyo contrato vence en mayo del 2018), en La Iglesuela del Cid y en Illueca (donde el ascensor lleva dos meses sin funcionar).

El Gobierno de Aragón ya ha comunicado a la empresa que no los va a renovar, por lo que estas hospederías, junto con la de Rueda, estarán cerradas este verano.

Soro compareció ante las Cortes, a petición propia, para informar de las gestiones realizadas, la situación actual y las previsiones de futuro en torno a este edificio declarado monumento nacional desde 1924, que acoge una de las hospederías de la red aragonesa desde el 2003 pero que en los dos últimos años ha supuesto un «auténtico calvario» para el Gobierno.

El consejero relató que la gestión de este establecimiento se podría calificar de «pesadilla a orillas del Ebro». La citada UTE fue la adjudicataria del contrato de gestión y explotación de la hospedería y de las visitas guiadas al monasterio en agosto del 2014, por un procedimiento negociado sin publicidad después de que el concurso resultara desierto, según recordó Soro.

Algo que no es «ilegal», precisó, pero en este caso el error es que se adjudicó a una UTE con una empresa, Manzana Plus, que ya se sabía cómo funcionaba en otras hospederías.

Y es que desde el principio, explicó, la adjudicataria comenzó a incumplir los pliegos y condiciones «de forma gravísima», además de negarse a remitir a la DGA toda la información requerida, entre ella los datos de facturación. Ello hacía imposible el cobro del canon correspondiente por parte de la Administración.

Estos incumplimientos motivaron incluso el levantamiento de un acta por parte del Departamento de Sanidad sobre deficiencias higiénicas.