El Gobierno de Aragón, a través de la dirección general de Patrimonio Cultural, ha comenzado la restauración de la iglesia de San Miguel de la localidad de Otal. Los trabajos, que tienen un plazo de ejecución de tres meses y medio, supondrán una inversión de 174.000 euros y permitirán recuperar este edificio declarado Bien de Interés Cultural en 1982.

El director general de Patrimonio Cultural, Javier Callizo, explicó ayer que la actuación consistirá en "la rehabilitación total de las cubiertas de la nave, el ábside, la sacristía y la torre, consolidando estos elementos y garantizando la impermeabilización".

Antes, y como medida de protección, se retirarán las losas de piedra originales adosadas al ábside románico para recolocarlas de nuevo una vez terminada la obra.

Finalmente se realizará una limpieza de la mampostería y los sillares de la fachada que permitirá eliminar también la maleza que ha ido creciendo.

Además ya han comenzado los trabajos de acondicionamiento del terreno y ayer mismo se trasladó parte del material en helicóptero.

La iglesia de San Miguel era la antigua parroquia del pueblo oscense, hoy deshabitado y situado en el Sobrepuerto de Biescas. Ubicada a 1.465 metros, en la zona más alta de Otal, la iglesia se caracteriza por su ábside románico de tipología correspondiente al círculo larredense, dentro de las denominadas iglesias de Serrablo. Además de por su decoración consistente en un friso de gruesos baquetones y banda de arquillos ciegos sobre lesenas.

La iglesia se ha visto sometida a un largo proceso de abandono. Cabe recordar que en los años 70 del pasado siglo Otal y el resto de pueblos de Sobrepuerto se quedaron vacíos. Sus habitantes emigraron a Sabiñánigo, a Zaragoza, a Cataluña y al País Vasco.

Este progresivo despoblamiento fue recogido en una novela, La lluvia amarilla, de Julio Llamazares, que apareció en los años 80 y expone el monólogo que su último habitante establece con las casas y objetos.

DENUNCIAS Este estado de cosas, unido al clima rudo de Sobrepuerto, ha supuesto que la iglesia de Otal presente graves desperfectos. Además, durante décadas no se ha podido actuar porque las pistas son malas y el pueblo está distante de los principales ejes, si bien es accesible por un camino de tierra que nace en la cima del puerto de Cotefablo.

La avanzada ruina de la pequeña parroquia ha sido denunciada por entidades preocupadas por el rescate y mantenimiento del patrimonio arquitectónico de Aragón, así como por distintas fuerzas políticas.

Se puede decir que esta campaña ha llevado a la DGA a tomar cartas en el asunto con decisión, a la vista de las duras críticas que se vertían por el deterioro del templo rural, que era cada vez más patente y que podía llegar a un momento en que fuera totalmente irreversible, según manifestaron entendidos en arte religioso.