El Gobierno de Aragón se opone a la ampliación del trasvase del Ebro al entorno de la ciudad de Santander, fuera de su cuenca. Así lo ha indicado en el informe, -preceptivo, que no vinculante- que ha elaborado en relación a la autorización del Consejo de Ministros para que al trasvase ya existente que otorga un caudal de 18,6 hectómetros cúbicos anuales al área metropolitana de la capital cántabra se amplíe otros 4,99. El Instituto Aragonés del Agua (IAA) ha redactado el informe negativo a la transferencia que hoy aprobará la Comisión de Ordenación del Territorio y se elevará al pleno de las Cortes de Aragón para su debate.

Con la negativa del Gobierno de Aragón se abre una nueva polémica hídrica a la larga batalla por el agua. El trasvase a Santander es conocido técnicamente como trasvase reversible Ebro--Besaya, y funciona desde 1982. La característica principal de este trasvase entre cuencas es que es reversible: los excedentes de los ríos Pas y Besaya, fuera de la cuenca del Ebro, se depositan en el embalse del Ebro y en verano, con la escasez en el área cántabra, se devuelven para atender al abastecimiento urbano de Santander, los Corrales de Buelna y Torrelavega. Una zona que ha experimentado una explosión demográfica en la última década, lo que ha provocado una mayor demanda hídrica al tiempo que ha habido más escasez. En el 2010, el abastecimiento se completó con el bitrasvase Ebro-Pas-Besaya, pero en el 2018, este sistema quedó anulado tras un recurso al plan general de ordenación urbana de Santander, lo que provocó que hubiera que buscar una solución alternativa que consistió en la ampliación de estos casi 5 hectómetros cúbicos de forma permanente e indefinida a los que ahora se opone el Gobierno aragonés. Hace ahora poco más de un año, en plena campaña electoral, estalló la polémica y el PP lo utilizó para criticar el intento del PSOE central de hacer este minitrasvase. Finalmente, llovió y no se llevó a la práctica, si bien desde entonces no ha dejado de ser reclamado tanto por el consistorio santanderino -gobernado por el PSOE- como por el Gobierno regional, dirigido por el PRC de Miguel Ángel Revilla.

Por este motivo, en marzo lo autorizó el Consejo de Ministros, a la espera de conocer todos los informes. En el caso del aragonés, es negativo, precisamente por el carácter «permanente e indefinido» de la ampliación de este trasvase. Según indica el informe, «la suma de ambas (los 18,6 y los 4,99 que ahora se proponen) superan ampliamente las necesidades descritas por el ministerio en relación con las demandas de recursos hídricos para abastecimiento de agua de boca en el ámbito territorial descrito de las comarcas orientales de Cantabria».

Además, Aragón solicita al Gobierno central una «autorización especial» para el bitrasvase Ebro-Pas-Besaya, ya que considera que «actualmente no se garantiza la observación de la reversibilidad de dichas transferencias y el requisito para su aplicación de obtener un balance hídrico equilibrado en el plazo máximo de cuatro años, condiciones todas ellas necesarias para la optimización de la explotación y su sostenibilidad económica de ambas transferencias», a la vez que insiste en que debe ser solo para cubrir déficits de abastecimiento.

En el 2008 sí se apoyó un ministrasvase a Barcelona

El rechazo por parte de los poderes públicos aragoneses, que desde la entrada en vigor del Estatuto, en el el 2006, tienen que emitir informes preceptivos sobre cualquier transferencia hídrica que afecte al Ebro, es algo nuevo. De hecho, en otras ocasiones se han apoyado otros pequeños trasvases entre cuencas, siempre por razones justificadas de abastecimiento para el consumo humano. Uno de los más polémicos fue en el 2008, cuando el Ejecutivo PSOE-PAR aceptó trasvasar aguas a Barcelona, sumida en una grave sequía. PP, CHA e IU se opusieron, aunque no se llegó a ejecutar porque finalmente llovió en la capital catalana.