El edificio Pignatelli, sede del Gobierno aragonés, ha sido el escenario escogido para celebrar hoy la primera reunión bilateral entre el Ejecutivo que dirige Pedro Sánchez y el autonómico de Javier Lambán, frente a frente por primera vez y, desde el pasado miércoles, más obligado si cabe a arrancar más (y nuevos) compromisos a Madrid. La certificación por parte de Endesa del cierre de la térmica de Andorra ha añadido un plus de presión a ambos gobiernos. La esperanza de que Europa incluya el próximo jueves al eje Zaragoza-Teruel-Valencia en sus prioridades de financiación se antoja como el único antídoto posible para ambos. La cita, que debía comenzar a las 09.30h, ha sufrido una demora debido al retraso con el que ha llegado el AVE que traía a la capital aragonesa a la expedición gubernamental liderada por la ministra Meritxell Batet.

La exigencia en el lado aragonés aumenta porque, después de 17 meses sin poder llegar a acuerdos de envergadura con el Estado, la cita llega en el momento más convulso posible tras lo ocurrido con Endesa y más necesitado de respuestas. Por ejemplo de la minstra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, que podría por fin poner fecha a su promesa de visitar las cuencas mineras. En el lado del Gobierno central, esa misma exigencia de siempre, ya que el largo listado de reivindicaciones apenas ha cambiado con el paso de los años, aumenta esta vez con la necesidad de desmarcarse del Ejecutivo de Mariano Rajoy, que en junio del 2017 prometió grandes avances en el Fite de Teruel, la lucha contra el lindano y la oferta de empleo público en Sanidad. Y al que le quedaron muchos compromisos por cumplir también.

LARGO LISTADO

Ahora se sientan a la mesa dos gobiernos del mismo signo, con el PSOE al frente de ambas instituciones y con las mismas reivindicaciones a atender: las infraestructuras carreteras, como la N-232 entre Fuentes y Valdealgorfa, la N-II entre Fraga y Alfajarín y la N-260 como exigencias más urgentes; las hidráulicas, con las obras del Pacto del Agua aún por cumplir y una nueva gestión en el tramo medio de los ríos que minimicen los riesgos en avenidas; o las ferroviarias, con el Canfranc como pieza indispensable, y la necesidad de que Madrid entienda de que el tramo aragonés del eje Cantábrico-Mediterráneo no depende solo de la financiación de Europa.

El PSOE de Pedro Sánchez, que siendo oposición al Gobierno de Mariano Rajoy sí se mostró sensible a este déficit de infraestructuras, ahora le toca dar el do de pecho o seguir la línea de gobiernos anteriores. Y hacerlo con temas indispensables como la financiación y la despoblación. Para la DGA son dos cuestiones íntimamente unidas que el Ejecutivo central debe asumir como una cuestión de Estado. Y qué mejor que trasladarlo a la ministra de Política Territorial y Función Pública, Meritxell Batet, que llega junto a los secretarios de Estado de Política Territorial, Ignacio Sánchez Amor; y de Hacienda, Inés María Bardón.

Enfrente, seis consejeros de la DGA, un amplio despliegue del Ejecutivo de Lambán con ánimos de arrancar más compromisos que la cesión del pabellón de España en el recinto Expo, diez años después. Para que la reunión, como este edificio, sea por fin útil a Aragón.