La DGA ha admitido la necesidad de emprender cambios en la política turística para hacer frente al bajón de visitantes extranjeros registrado en los establecimientos hoteleros del Pirineo aragonés durante el primer semestre de este año. Una tendencia que también se ha constatado en el resto del país, donde la presencia extranjera apenas creció un 1,9%.

Así lo afirmó ayer a este diario el director general de Turismo del Gobierno aragonés, Benito Ros, quien defendió la necesidad de aumentar las acciones de promoción turística ante el descenso de viajeros foráneos, que en el Pirineo fue del 9,5% en los seis primeros meses --y de un 15,5% en las pernoctaciones--.

A pesar de que destacó que la DGA participó en más de treinta ferias, Ros hizo especial hincapié en que hay que "vender con más fuerza" el atractivo turístico de la comunidad en el extranjero. Esa es su solución, a menudo planteada, para acabar con el problema, aunque no habló de iniciativas concretas.

"Estamos trabajando en ese sentido, pero debemos esforzarnos más en la proyección a través de las grandes campañas. Nuestro objetivo pasa por que la Secretaría de Estado de Comercio y Turismo encamine las principales promociones internacionales no sólo hacia el turismo costero, sino también hacia el interior", apuntó Ros, quien también admitió que los años en los que el turismo crecía por encima del 10% en España se han frenado.

Ros estimó que las ofertas de bajo coste de los touroperadores para destinos como Turquía han reducido la afluencia de franceses, holandeses y alemanes en Aragón. Y señaló que la comunidad no puede ni debe competir con esas propuestas.

"No podemos actuar contra ese tipo de viajes, porque nuestro turismo no debe ser de masas, sino de calidad. Además, aunque el sector internacional es importante, su descenso se sufraga en cierta medida con el español. De ahí que también sea importante trabajar en la promoción interior", afirmó.

Además, Ros confirmó que el descenso registrado en Aragón en las pernoctaciones hoteleras de foráneos --del 2,1% entre enero y junio-- obedece a que los visitantes "cambian de destino con más facilidad y diversifican las estancias".

Otro de los problemas más graves que afectan al turismo aragonés y para el cual los empresarios ya piden soluciones es la descompensación existente entre el aumento de la oferta de plazas, que este año fue aproximadamente del 8%, y la demanda. Para Ros, este desfase obligará a adaptar el crecimiento al mercado real. "Lo que está claro es que el el turismo ya no crece como hace siete u ocho años", destacó.

El verano tampoco marcha especialmente bien, como lo demuestra la bajada de visitantes en julio, que Ros, a la espera de los datos definitivos, cifró aproximadamente en un 10% en toda la comunidad respecto al 2003. Igualmente, indicó que si se produce una ligera bajada en agosto, ésta podría deberse al aumento de la oferta.