La ampliación de la estación de esquí de Cerler seguirá adelante, aunque habrá que revisar algunos de sus aspectos ambientales. Al menos así lo estableció ayer el Gobierno de Aragón tras mostrar su conformidad a una serie de propuestas planteadas por Aramón (la empresa semipública impulsora de las obras) para «reducir y minimizar sustancialmente los impactos ambientales» que se derivan de un Proyecto de Interés General (PIGA) muy discutido por colectivos ecologistas o formaciones políticas que forman partes del Ejecutivo, como CHA o Podemos al considerar que atenta contra el medio ambiente y que no tiene en cuenta la realidad del cambio climático. Esto ha provocado un terremoto considerable en el seno de esos partidos que se trata de apaciguar con este gesto. Pese a todo, desde la DGA insistieron en que estos cambios no suponen «renunciar a esta iniciativa como motor económico y de desarrollo de los valles de Benasque y Castanesa».

El Gobierno de Aragón, a través de una nota de prensa, a pesar de haber aprobado la modificación en un Consejo de Gobierno, indicó que aceptaron estos cambios tras analizar «las líneas generales de una posible modificación del proyecto de interés general» que permitiría, con el acuerdo de los dos socios de Aramón (el propio Ejecutivo e Ibercaja), «limitar muy notablemente los impactos territoriales y ambientales iniciales que la ejecución de la totalidad del proyecto inicial produciría».

DOMINIOS ESQUIABLES / En estos momentos el PIGA de Castanesa cuenta con cinco sectores esquiables, Castanesa, Ardonés, Aneto, Isábena y Urmella. El sector de Castanesa, definitivamente aprobado y actualmente en ejecución, cuenta con evaluación de impacto ambiental favorable. No sucede lo mismo con el resto de dominios, pues según colectivos críticos con el proyecto como la Plataforma en Defensa de las_Montañas ya se consideran «desestimados» desde hace años. Así, lamentan que la modificación anunciada tiene poco valor en la práctica si no se paralizan los trabajos actuales y se redacta un nuevo plan de obras con sus correspondientes declaraciones de impacto ambiental.

El Gobierno de Aragón defiende el desarrollo por Castanesa del proyecto al considerar que constituye la ampliación» lógica y territorialmente sostenible», como demuestra la evaluación de impacto ambiental, de la estación de esquí de Cerler.

RENUNCIA DEFINITIVA / La propuesta analizada en el Consejo de Gobierno plantea la posibilidad de que se renuncie definitivamente a la ejecución de los sectores suspendidos de Aneto, Urmella e Isábena. Esto supondría que un 60 % del proyecto inicial no será ejecutado. El sector de Ardonés, en cambio, también suspendido por no contar con evaluación de impacto ambiental, se mantendría en la propuesta analizada en esa misma situación, dado que ha sido «un reivindicación histórica» .

Con todo, la DGA insiste en que continúa la polémica ejecución del proyecto por Castanesa, a pesar de que ya se tuvieron que podar escandalosas propuestas iniciales como las pistas en la cota 1.700 o un costoso edificio proyectado por Norman Foster, optando por una «zona de servicio de mínimo impacto» homologable a cualquiera de los frentes de nieve habituales en todas las estaciones de Aragón. Todo ello hace más de un lustro que se había dado por inviable.

Con todo, por parte de CHA la modificación se considera «un cambio de modelo importante» al proyecto impulsado fundamentalmente por el PSOE y por el PAR. Hasta el momento esta cuestión has sido una de las que más tensiones ha provocado dentro del Ejecutivo, de forma que estas garantías ambientales se consideran una forma de calmar el malestar que la actuación urbanística en pleno Pirineo provoca en los sectores más a la izquierda del cuatripartito.