La Cartuja de las Fuentes, cerca de Sariñena, es un joya arquitectónica en medio de la planicie agrícola de Monegros. Construido en el siglo XVII, su impresionante silueta alberga 2.000 metros cuadrados de pinturas, entre ellas unos frescos atribuidos a los hermanos Bayeu. El problema es que este edificio, abandonado a raíz de la desamortización de Mendizábal en 1836, se halla en un estado próximo a la ruina en algunas de sus dependencias.

De hecho, en fechas recientes el grupo de Izquierda Unida en las Cortes de Aragón, pidió al Gobierno de Luisa Fernanda Rudi que abra un expediente a los propietarios privados del inmueble por incumplimiento de la Ley de Patrimonio Cultural Aragonés.

Por ello el Ayuntamiento de Sariñena y la Diputación General de Aragón barajan fórmulas para rehabilitar el conjunto y darle otro enfoque. "Hace un tiempo, la DGA ya firmó un convenio con los propietarios para que las pinturas puedan visitarse los domingos, pero ahora hay que dar un paso adelante", señaló Francisco Villellas, alcalde de Sariñena.

En la actualidad, la pretensión de las autoridades locales y de la DGA es firmar otro convenio, mucho más ambicioso, que permita rehabilitar el monasterio antes de que sea demasiado tarde. "El problema es que, por sus dimensiones y su valía artística, las inversiones en la Cartuja de las Fuentes tendrían que ser muy elevadas", subrayó Villellas, que recordó que el monasterio fue declarado conjunto histórico-artístico en el 2002.

Lo más destacado son las pinturas, que inundan las paredes y los techos del edificio y que también pueden encontrarse en otras dependencias, como las celdas de los cartujos. "Es una lástima, pues cuanto más tiempo pasa más se deteriora todo el cojunto", aseguró el alcalde.

DERRUMBE Los propietarios proceden de la vecina localidad de Lanaja, pero no residen en la zona. Y ya ha habido contactos y negociaciones con ellos en pasadas legislaturas, con pocos resultados hasta la fecha.

Para Villellas, la "mejor solución" pasa por que la Diputación General de Aragón se haga con la propiedad, algo muy difícil en una época de fuertes limitaciones presupuestarias, o que firme con los propietarios un convenio a largo plazo.

También se baraja una fórmula que combine la iniciativa pública con la privada. Ideas no faltan. "Se podría crear un balneario, pues el mismo nombre del monasterio hace referencia a la existencia de fuentes en sus inmediaciones", apuntó Villellas, para quien "sería bueno" cualquier proyecto que devolviera vida a un complejo con grave riesgo de derrumbe.