La portavoz de Podemos en Aragón, Maru Díaz, evitó ayer contribuir a la escalada de valoraciones que la compra de un chalet en una lujosa zona de Madrid por parte de los dirigente del partido, Pablo Iglesias e Irene Montero. En lo orgánico se limitó a dar por buenas las explicaciones que brindó el secretario de organización de la formación, Pablo Echenique. Otros representantes de la izquerda aragonesa no fueron tan comprensivos.

Díaz sí que criticó de forma directa el revuelo mediático que se ha producido alrededor de esta decisión y que se ha saldado con una plebiscito interno sobre la continuidad de los dos políticos. «Estamos llegando a un límite lamentable, pues estamos hablando de la vida privada de dos compañeros», dijo.

Consideró «increíble y surrealista» que los afiliados a la formación tengan que votar para decidir sobre el futuro de la pareja. «Nunca tendríamos que haber llegado a este límite, creo que hay que respetar la vida privada de la gente», defendió. «Es muy llamativo que el resto de políticos no pase por este tamiz», consideró.

La también diputada consideró que su partido siempre ha defendido «el derecho a una vivienda digna para todo el mundo» y que no se especule «con un derecho», algo que se sigue manteniendo a pesar de las críticas internas. Durante la jornada de ayer el secretario general del partido, Nacho Escartín, no realizó manifestaciones sobre la consulta.

Por su parte, el concejal de Vivienda del Ayuntamiento de Zaragoza, Pablo Híjar, y miembro del PC, aseguró que él no viviría «en un chalet a las afueras» ni en una casa de semejantes dimensiones «fuera de la ciudad consolidada». «No me voy a meter en su vida personal, pero tengo claro que no viviría en una casa así». Y más lacónico, pero dejando en evidencia su desacuerdo con el gesto de los líderes estatales, se mostró el concejal Alberto Cubero. «Yo vivo en una casa en el barrio de Valdespartera y tengo un coche de tercera mano», afirmó. El alcalde de Zaragoza, Pedro Santisteve, no se pronunció.