S Su historia comenzó hace una década. Auel verano de la Expo. Ayer, la Cena en Blanco cumplía diez años sobre el Ebro. Como siempre, este evento -que nació como picnic urbano y clandestino, y ahora sazona aún más la Noche en Blanco—mantuvo hasta el final la incógnita sobre su ubicación. El runrún se movía hace días por redes, apuntando como fecha a la noche de San Juan. Finalmente, el puente de Hierro fue el lugar elegido. En torno a las 20.30 horas (momento en el que se despejó la X), 900 zaragozanos vestidos de blanco nuclear avanzaron hacia allí. Con sus mesas, sus sillas, sus cestas, su cena… Y hasta con guirnaldas y encajes. Porque la idea es embellecer y vivir los espacios urbanos (y oigan, porque el pique por la mesa más pinturera, haberlo, haylo, como las meigas). Entre el paisanaje, estaba Miguel Ángel Cubero, que hace diez años trajo esta idea a Zaragoza, después de vivir la Cena en Blanco de París (que Françoise Pasquier fundó hace 30 años, que reúne a 20.000 personas… Y que sigue siendo clandestina). Junto al padre fundador, andaban muchos de los organizadores principales: Mariano Bazco, de los Starkytch, Nieves Añaños, de Versus, la psicóloga Gabi Añaños, Javi Martí, de Bossu Comunicación, Jacobo Atienza… Y los anfitriones de cada mesa. Por un lado, los Urban VicArt (Arturo Borraz y Víctor Plou, recién llegados de viaje nupcial), con mucho rostros de la comunicación (Javi Vázquez, Nuria Serós o el diseñador Enrique Lafuente)… Por el otro, la empresaria Yolanda Gil, el anticuario David Maturén… Y entre mesa y mesa, un mix: el presentador Jesús Nadador, la estilista Ana Bruned, la galerista Cristina Marín... No tiene esta lupa tinta para tanta negrita.

Entre los clásicos (medalla de oro de la originalidad), Alberto Fatás (que se marcó un falda-pantalón en 2017), y el artista Ignacio Guelbenzu, que siempre idea complemento ad hoc. Su tocado «híbrido de ama de cría normanda y aderezo kabuki» -ojito que la definición fue suya--, quedó en los anales de esta lupa en la plaza de los Sitios. Fue el año más ventoso de una historia de diez, que ha pasado por la San Bruno, La Seo, San Cayetano, Romareda o el parque Labordeta… Ayer tocaba repetir junto al Ebro. Buen lugar para lanzar un crónica, antes de desplegar la servilleta. Pinta a noche mágica. ¡A cenar!