"Nos explicó que (esa noche) se encontró con su cuñado, que iba bebido y que discutieron, pero no recordaba nada más: ni qué pasó, ni por qué después desapareció unos días", explicó ayer uno de los forenses del IMLA (Instituto de Medicina Legal de Aragón) que analizaron el estado mental de Antonio José Rosa. Este especialista rechazó que el acusado padeciera alguna enfermedad mental --sí sufría un trastorno adaptativo de tipo ansioso--, aunque sí admitió que la mezcla de los ansiolíticos con el alcohol pudo causarle una merma "leve" del control de sus impulsos. En la vista no compareció, por estar de baja, otro forense que, al día siguiente de haberse entregado, le diagnosticó un estado de depresión y ansiedad que sí alteraba su voluntad.