El grupo PSA va a aplicar finalmente un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) a más de 6.000 trabajadores de la planta de Figueruelas para afrontar la paralización de su producción sobrevenida por la crisis del conovirus. Esta decisión va multiplicar el impacto de este tipo de ajustes laborales en Aragón, que hasta el pasado viernes afectaban a 3.307 trabajadores. Además de ser el principal centro de trabajo que hay en el sector privado de la comunidad, la compañia marca un precedente que a buen seguro será secundado por la mayor parte de la industria auxiliar el automóvil, que sostiene más de 20.000 puestos de trabajo.

La dirección de PSA ya ha pactado con la mayoría del comité de la factoría aragonesa (UGT, CCOO y CCP) las condiciones del expediente, que empezará a aplicarse a partir del 30 de marzo y terminará cuando lo determinen las autoridades sanitarias. La primera semana de inactividad -del 17 al 27 de marzo- se computará con cargo a vacaciones colectivas. La empresa complementará la prestación de paro que perciban los afectados hasta el 80% del salario de tablas, además de la antigüedad y varios complementos.

No se incluyen en el expediente temporal los trabajadores relevistas nacidos en 1958 y los tres primeros meses de 1959. «Los términos acordados son los mejores posibles en la actual situación y los mejores en los últimos ERTE pactados en Opel», aseguraron UGT y CCOO en un comunicado.

200 ERTE EN UN DÍA

Mientras, el número de empresas del todos los sectores que se decantan por parar su producción y hacer un expediente temporal no deja de crecer. De hecho, ayer fue el día que más ERTE se presentaron en el Gobierno de Aragón, según fuentes sindicales, que aseguran que la cifra ha podido superar los 200. Entre las grandes compañías que están tomando este camino figuran Pikolín, CAF, Yudigar, Electrónica Cerler, Taim, Cobra o Valeo. También hay varias empresas de la construcción y un elevado número de pymes industriales, aunque el grueso de los ajustes está en el comercio y la hosteleria, actividades donde la mayor partes de los negocios se han visto obligados a cerrar por el estado de alarma, lo que les permite activar este procedimiento laboral bajo la causa de fuerza mayor.

No obstante, hay grandes industrias que se mantienen en activo, como la papelera Saica, que justifica esta decisión en que su producción (embalajes y envases) es necesario para el funcionamiento de la distribución alimentaria. También sigue en marcha BSH Electrodomésticos, que ayer reanundó su actividad tras un parón de tres días, aunque lo hizo a medio gas. La fábrica de Montañana trabaja al 40% de su capacidad y la de La Cartuja al 100%, pero con tres turnos en lugar de dos para que haya un menor número de trabajadores a la vez.

ESTUDIO DEL IMPACTO ECONÓMICO

Los efectos económicos que provocará el coronavirus en la economía aragonesa son muy inciertos y dependerá del tiempo que se prolongue esta situación. Cepyme, en colaboración con Ceprede, ha realizado una primera estimación del impacto que se derivaría de la paralización del consumo de los hogares como resultado de las restricciones impuestas por el estado de alarma. Según este estudio, la comunidad perderá de forma directa el 0,9% del PIB y hasta el 1,6% al incluir los efectos indirectos (la media nacional se sitúa en el 1,7%), además de provocar la destrucción de 9.421 empleos.