El último gran incendio que conmocionó Zaragoza fue el de la discoteca Flying, en enero de 1990, en el que murieron 43 personas al quedar bloqueada la salida por el desplome del falso techo. Varias de las víctimas continúan aún, casi 24 años después, batallando en los tribunales para que la condena por lo penal de dos años al propietario del local se traduzca además en una indemnización. Las últimas decisiones judiciales dejaron como responsables de los 300.000 euros que pagar a los herederos del encargado dela discoteca. Pero los familiares siguen luchando para que los juzgados reconozcan la responsabilidad del Ayuntamiento de Zaragoza o el Gobierno de Aragón. Particularmente este último, ya que sus inspectores concedían la licencia de la instalación eléctrica que causó el fallo. El fuego supuso un antes y un después para las exigencias de seguridad en los locales abiertos al público en la ciudad. E. P.