Construir siete pequeños embalses laterales que almacenarían, en conjunto, 522 hectómetros cúbicos y permitirían regular hasta tres veces más esa cantidad, y modernizar el regadío. Es la alternativa al recrecimiento de Yesa presentada ayer por la Fundación Nueva Cultura del Agua (FNCA) y la Asociación Río Aragón.

Los defensores de esta opción terciaron en el debate sobre la ampliación del embalse. Opinaron que no es necesario recrecer Yesa ni a cota máxima ni a cota media, puesto que con los pequeños embalses y la modernización se cubrirían tanto las necesidades de Bardenas como las de Zaragoza. Las demandas de la capital y su entorno serían reguladas y perfectamente solventadas desde el pantano de La Loteta.

El estudio dado a conocer sólo es un avance, por lo que no se han estimado los costes, que serían --probablemente-- similares a los del proyecto de recrecimiento. Pero se han evidenciado ya las ventajas: desaparece la conflictividad social, desaparece el "peligro" de usar Yesa para un trasvase del Ebro, se flexibiliza el sistema de regadíos (porque el agua se regula en la misma zona en que se utiliza) y se puede disponer del recurso a medida que se necesite (conforme avance la creación de nuevos regadíos), como explicó Pedro Arrojo, presidente de la FNCA. Los embalses a construir serían los de Sangüesa, Erla 1 y Erla 2 (que podrían compartir presa), Erla Sureste, Carcastillo, Marracos y La Orés.

Con Arrojo estuvieron el vicepresidente de la fundación, Javier Martínez Gil, el profesor universitario José Javier Gracia (responsable del proyecto), y el presidente y el portavoz de la Asociación Río Aragón, Javier Giménez y Miguel Solana. Estos se mostraron abiertos al diálogo, pero dijeron que lucharán "contra cualquier gran embalse".