El cazador que el pasado fin de semana mató de un disparo a la osa Sarousse en el macizo del Turbón, en la Ribagorza, se vio obligado a utilizar su rifle para salvar su vida. Así lo explicó ayer José María Raso, alcalde del Valle de Bardají, municipio en el que ocurrieron unos hechos que han conmocionado a la opinión pública, dado que se trata del tercer ejemplar que el Pirineo pierde en lo que va de año.

«Disparó contra la osa cuando la tenía a solo ocho metros de distancia y corría a toda prisa para abalanzarse sobre él», afirmó el regidor.

El suceso se produjo durante una cacería en la que participaban 26 personas entre cazadores y resacadores, los encargados de los perros. Muchos de ellos eran de la zona, como el propio implicado en la muerte del plantígrado, que se llama Jesús y tiene 60 años, según explicó un vecino que no quiso facilitar su identidad.

Los perros seguían un rastro

Los perros seguían un rastroLos perros, continuó Raso, «iban siguiendo un rastro, pero todos pensaban que era de un jabalí, pues habían salido a cazar jabalís y a nadie se les pasó por la cabeza que pudiera ser una osa, ya que nunca se había visto en esa vertiente del Turbón», añadió.

El oso, según su versión (que el cazador, contactado ayer por ese medio, no quiso ni confirmar ni desmentir), apareció de repente. «Él vio a la osa pero no le tiró», explicó «El animal pasó corriendo y, al olfatear que había alguien cerca, se detuvo en seco, se puso de pie y entonces, estando a unos 40 o 50 metros, dio la vuelta y echó a correr con las cuatro patas hacia el cazador», añadió.

Jesús, continuó el alcalde, se quedó petrificado del susto, pues no esperaba topar con una osa, sino con un jabalí. «Aguantó quieto y, cuando vio que lo tenía a ocho metros o así, disparó tres veces a bocajarro», relató.

Pero solo uno de los tiros alcanzó al animal, en el cuello, lo que hizo que cayera abatido. «No le dio siquiera tiempo a apuntar y si acertó fue una cuestión de suerte», manifestó el regidor del Valle de Bardají, que se extiende por el sur del macizo del Turbón y tiene frondosos pinares donde abunda la caza.

"Está muy preocupado"

Ahora, Jesús, aseguró la misma persona, «está muy preocupado». «Temió por su vida, reaccionó en un caso de extremo peligro para la vida». Es posible, manifestó, que el animal se sintiera acosado por los numerosos perros que iban siguiendo su rastro.

«Me ha contado que, cuando vio a la osa, ni respiraba para tratar de no llamar su atención», contó. «Si no hubiera acertado uno de los disparos, ¿quién sabe qué le habría pasado?», comentó el regidor.

El pasado lunes se hizo una reconstrucción de lo sucedido y, según un vecino del Valle de Bardají, «quedó claro que el disparo entró en el cuello cuando el animal iba corriendo de frente hacia el cazador».

Con un rifle

La misma persona precisó que Jesús es muy aficionado a la caza y que posee un rifle del calibre 30 06, un arma adecuada para la caza del jabalí, pero que puede no ser tan efectiva frente a un oso. «En la reconstrucción ante la Guardia Civil, que duró hasta la una de la madrugada, se ve clara la trayectoria del animal, cómo avanzaba lanzado hacia el cazador», agregó.

El aficionado a la caza fue trasladado a un cuartel de la Guardia Civil tras la reconstrucción y prestó declaración acompañado por un abogado.

La Ribagorza es estos días un hervidero de rumores sobre lo ocurrido en el Turbón, en un paraje conocido como monte de Margalida. Unos vecinos dicen que el disparo se efectuó a ocho metros de la osa Sarousse y otros que fue a 10 o 12. Pero todos coinciden en que fue en defensa propia.