Un senegalés o un indio no expresan la depresión o ansiedad que padecen de la misma manera que lo hacen un español o un italiano y es que a pesar de que en todas las culturas existen las patologías mentales, la concepción que tiene cada una del hecho de padecerlas es muy diferente.

Los profesionales sanitarios que atienden en España a los inmigrantes con estas enfermedades así lo constatan, con lo que inciden en la importancia de estar muy atentos a esas señales para lo que es necesario más formación y sensibilización de los médicos y de las instituciones de forma que el sistema sanitario también se ajuste a la diversidad cultural de los usuarios.

EN TODAS LAS CULTURAS HAY PATOLOGÍAS MENTALES

"Todas las culturas tienen patologías mentales. Todas las enfermedades pero especialmente las de salud mental están teñidas de lo cultural de cada país, desde las más graves a las más leves", explica a Efe el coordinador del grupo de trabajo de Inequidades en Salud-Salud Internacional de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), Luis Gimeno.

Así, la depresión, la ansiedad o la psicosis están presentes hasta en el rincón más remoto del planeta, solo que cómo la expresan los pacientes de esas distintas culturas es diversa.

El médico de la semFYC pone como ejemplo al mundo occidental, que viene de una cultura judeocristiana en la que hay un sentimiento de culpa que se aprende y, de hecho, en las depresiones, los occidentales muestran ese sentimiento por mil motivos, mientras que en continentes con otras costumbres, como el africano, ese pesar no existe y expresan la enfermedad como falta de fuerza o debilidad corporal.

EL CONCEPTO DE ENFERMAR NO ES UNIVERSAL

Gimeno, quien también es médico de familia en el centro de salud San Pablo de Zaragoza, abunda en que en función de la cultura sanitaria previa que tengan los inmigrantes, conocen más o menos estas patologías.

"Si te viene gente de zonas muy rurales de Latinoamérica, África, o Asia tienes que hacer una interpretación de eso que le está pasando", añade.

De la misma forma se expresa el coordinador del Programa Transcultural del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, el psiquiatra Francisco Collazos, quien insiste en que "lo más interesante es la concepción que hay del hecho de enfermar, porque no es universal".

"Luego hay explicaciones que también tienen que ver con la concepción del cuerpo, por ejemplo en el subcontinente indio la interpretación ayurvédica hace que no sean pocos los varones que consultan que tienen la sensación de estar perdiendo fuerza porque pierden semen de manera espontánea", comenta Collazos.

En los países occidentales tampoco son habituales las interpretaciones mágicas o religiosas para explicar el malestar como, en cambio, sí lo son en las zonas del Magreb, por ejemplo. En otros lugares, el cuerpo acaba somatizando los síntomas porque los pacientes no los verbalizan ni promocionan tanto.

UN RETO PARA LOS PROFESIONALES

Para los profesionales que atienden en España a estos inmigrantes esta realidad supone un reto al tener que estar muy atentos para identificar síntomas que no se expresan como en nuestro contexto cultural. Además, apostilla Collazos, hay que tener en cuenta que en algunos de los países de procedencia de estas personas no hay psiquiatras ni psicólogos.

Si bien no se puede generalizar porque el tema de la salud mental en la población inmigrante es "demasiado profundo y heterogéneo" debido a su "enorme variabilidad", la adherencia al tratamiento prescrito es "muy baja" en según qué culturas.

Collazos destaca el proyecto europeo MyHealt, en el que participa desde abril de 2017 el Vall d'Hebron junto otros once hospitales de siete países de la UE precisamente para mejorar el acceso y la calidad de la atención de los inmigrantes en los sistemas de salud, especialmente la salud mental.

"Observamos que la población migrada culturalmente diferente se vincula menos a las visitas, aprovecha peor los recursos, pero ahí está la crítica también que nosotros debemos hacer en cuanto a si el modelo sanitario que tenemos es tan universal como nos gustaría creer", incide.

A su juicio, la sanidad pública en España da mucha relevancia a la figura del psiquiatra con un discurso "más biomédico" que no siempre se ajusta a lo que necesitaría el paciente, además, los diagnósticos se basan en la comunicación, en una entrevista "que muchas veces discurre de una manera "muy precaria" a causa de "las barreras idiomáticas y culturales".

"Defendemos la necesidad de formar y sensibilizar a los profesionales y a las instituciones para que ofrezcan un modelo que se ajuste a la diversidad cultural de los usuarios, es lo que se llamaría competencia cultural, que es la capacidad de dar respuesta a todos independientemente de su etnia o cultura", apostilla Collazos.

DESMONTANDO BULOS

Al margen de esto, tanto Collazos como Gimeno insisten en desmontar los bulos que giran en torno al uso de los inmigrantes de la sanidad pública en España: los inmigrantes económicos que llegan son los más sanos de sus comunidades, incluso más que los de las poblaciones de los países de acogida.

Un aspecto que confirma el coordinador provincial de Cruz Roja Española en Almería, Francisco Vicente, quien apunta que en el caso de los irregulares que llegan en patera a las costas españolas son en su mayoría jóvenes, fuertes, que no hacen uso del sistema sanitario.